10 abr 2014

UNA EDICION CON DVDS DEL INCAA RESCATA LA VIDA Y LA OBRA DE JORGE “EL TIGRE” CEDRON

Uno de los cuatro directores de cine que fueron muertos por la dictadura cívico-militar, fue Jorge “El Tigre” Cedrón, cuyo deceso en París en 1980, en medio de una situación muy confusa todavía no fue resuelto del todo, que Fernando Martín Peña rescata, a través de un libro sobre su obra y la colección completa de sus filmes restaurados, que acaba de editar el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa). Por un lado el libro documental “El cine quema: Jorge Cedrón”, de Peña, por el otro la filmografía completa “Hasta la memoria siempre”, según su autor destinada a “contribuir a disipar parte de ese silencio el que pesa sobre la vida y obra de Cedrón”, una obra importante “en la cual la necesidad de expresión personal se impone sobre los rigores de la militancia, de las condiciones económicas, de las inhibiciones políticas”. La obra, que no tiene antecedentes en la combinación de cinefilia y literatura dedicada a una filmografía tan memorable como perseguida, es una original interpretación de una vida marcada a fuego por la militancia política y también por lo ocurrido a su alrededor, que lo conducirá a un remate tan trágico como confuso e inquietante, ocurrido en coincidencia con otro hecho, en una comisaría de París en 1980, y nunca aclarado. Cedrón fue autor de un puñado de títulos, contestatarios y controversiales, que fueron exhibidos y prohibidos, o directamente guardados bajo llaves y candados hasta que finalmente el tiempo pudo volver a poner en el lugar del recuerdo que merecía, después de varios años de búsquedas e investigaciones y la meta del autor de este trabajo, la de rescatar su obra en copias finalmente dignas a partir de las rescatadas por el mundo. La edición, correspondiente a 2013, forma parte de un año de prosperidad editorial para libros referidos al cine nacional, lo que habla de una oferta empeñada en profundizar en la historia del arte y sus exponente, un interés reflejado tanto en los emprendimientos privados como en los públicos con inclusión de material audiovisual, como ocurre algunas veces y en esta edición del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales. En ese mismo periodo se conocieron obras como “Historia del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, de Julio Neveieff, Miguel Monforte y Alejandra Ponce de León, “Rosas y su época en el cine argentino”, de Agustín Neifert; “Más allá del olvido”, de Guillermo Russo y Andrés Insaurralde, “Lita Stantic: ”, también de Peña con Maximo Eseverri y del Incaa, “Cine argentino para coleccionar”, hecho para el Bicentenario. La propuesta de caja acerca de la obra de Cedrón aporta, como el libro acerca de Stantic, el valioso contenido audiovisual y como esa incluye “Un muro de silencio” restaurada, esta aporta los cortos “La vereda de enfrente” y “El otro oficio”, y los largos “El habilitado” (1970), el documental “Por los senderos del Libertador” (1971), la ya clásica “Operación Masacre” (1972) y los también documentales “Resistir” (1978) y “Gotán” (1979). El recorrido de Peña, que contó con la valiosa colaboración de Lucía Cedrón, hija del homenajeado y como este cineasta, quien ideó esta edición fuera de lo común, es apasionante porque lo hace desde los mismos testimonios de quienes estuvieron cerca de Cedrón a la hora de producir obras en clandestinidad, como ocurrió con “Operación Masacre”, todavía en Argentina, o en el exterior el documental “Resistir” para Montoneros. El proyecto nació en 2011 con el hallazgo y la repatriación de copias de las películas de Cedrón diseminadas por el mundo, en particular entre Francia y Cuba, y culminó entre 2010 y 2013, tareas en las que colaboraron Liliana Mazure a su paso por el Incaa, y Evangelina Loguercio, así como en especial el equipo técnico de los laboratorios Cinecolor, que participaron en el emprendimiento con su experiencia. La identidad del trabajo está dada por la estructura del relato, que abunda en dibujos y fotos tomadas del arcón de los recuerdos muchos de ellos familiares, un tejido de confesiones de los múltiples entrevistados que van armando el difícil rompecabezas de un personaje que ofrece más enigmas que certezas, o que en todo caso para quienes solo conocieron algunas de sus obras, impuso hasta ahora muchos interrogantes. Los testimonios que arman el cuadro total de “Operación Masacre” son memorables: cada frase puesta en boca de quienes vivieron desde su presencia cercana a Cedrón en aquella experiencia es en si otra película tan apasionante como la que recrea desde el relato de Rodolfo Walsh, los fusilamientos de militantes contragolpistas en los basurales de José León Suárez durante la dictadura de Pedro Eugenio Aramburu. Están las voces de Rodolfo Walsh, El Tata Cedrón, Hugo Alvarez, Marta Montero –esposa de Cedrón-, de su padre Saturnino Montero Ruíz, el montajista Miguel Pérez, y también aparece la génesis de “Resistir”, la historia de la resistencia política argentina, con textos de Juan Gelman, contada por el líder de Montoneros Mario Firmenich, elogiada por Julio Cortázar, que habla de “la objetividad de los dichos y la fuerza de las imágenes”. También hay un espacio dedicado al proyecto de llevar al cine “Mascaró, el cazador americano”, según el relato de Haroldo Conti, que pensó rodar al cine con el cubano Rapi Diego, de “El asilo”, del que habla Jean-Claude Carriere y otros pormenores de ese tiempo en el exilio que derivó en una historia, caso, una película de intrigas políticas que, a su manera sirvió de base al filme “Cordero de Dios”, de Lucía Cedrón. Esta trama es la que tiene que ver con el secuestro del ex entre intendente de Buenos Aires entre 1971 y 1973 Montero Ruiz, padre de Marta, secuestrado en París, al mismo tiempo que ocurrió la muerte de Jorge Cedrón, según la policía un suicidio, pero por lo que puede surgir de estos hechos, tanto un hecho uno como el otro, producto de un de un plan urdido desde la Argentina, por los jefes militares de entonces.