10 nov 2012

LEONARDO FAVIO

“Adónde irás con este sol” fue el título del tema musical de Juan Moreira, en versión de Leonardo Favio. Con ese coro, voces que parecen entonar un himno, aquel personaje un poco real, mucho de mito, alcanzaba la gloria destinada a los antihéroes. Para muchos, aquel Moreira estaba inspirado en las contradicciones que el mismo actor, cantante y director de cine habría vivir casi en simultáneo, uno de los muchos protagonistas de los sangrientos enfrentamientos que marcaron a fuego a todos los argentinos –como los de Ezeiza, a la vuelta de Juan Domingo Perón del exilio-, que prologaron otros todavía más oscuros. Ese Favio, que supo tocar el cielo con la punta de los dedos primero como actor, después como director y al mismo tiempo como compositor y cantante, murió el lunes 5 de noviembre, a los 74 años, victima principalmente de un largo cuadro de polineuritis y algunas complicaciones que lo fueron comprometiendo su sistema nervioso en la última década. Fuad Jorge Jury, ese era su verdadero nombre y apellido, había nacido en un barrio pobre de Luján de Cuyo en Mendoza, en 1938. Siendo casi un niño, y por delitos menores, estuvo encerrado por algún tiempo en un reformatorio. Más tarde, en Buenos Aires, probó suerte como seminarista y como cadete en la Armada, caminos que abandonó apenas recorridos. Dicen que con el uniforme del entonces aspirante a formar parte de la marina, marchó a la zona de Retiro donde sobrevivió a fuerza de pedir monedas. De nuevo en su provincia, y gracias a su madre, escritora de radioteatros, comenzó a incursionar él mismo como guionista e intérprete. A finales de la década del 50, Favio debutó en cine. Fue como extra en El ángel de España, protagonizada por Pedrito Rico, que dirigió Enrique Carreras, no obstante su primer papel importante lo tuvo en El secuestrador, de Leopoldo Torre Nilsson, ambientada en un barrio suburbano precario. Fue el impulso de Torre Nilsson que le permitió dirigir El Sr. Fernández (1958), su primer corto. Su carrera como actor de reparto continuó con un papel significativo de El jefe (1960), de Fernando Ayala, En la ardiente oscuridad (1959), de Daniel Tinayre, protagonizada por Mirtha Legrand, y Todo el año es navidad (1960), de Román Viñoly Barreto. Sin embargo, el impulso definitivo llegaría de la mano de Torre Nilsson, quien volvió a convocarlo para dos títulos que habrían de trascender aquí y en el exterior, como Fin de fiesta (1960) y La mano en la trampa (1961), años que coincidieron con El amigo (1960), su segundo trabajo corto. La demanda le impedía lanzarse a tiempo completo en la dirección, pero tuvo paciencia. Desde entonces, en paralelo al nacimiento de la conocida como Generación del 60, su carrera delante de cámaras no le dio respiro: Los venerables todos (1962), de Manuel Antín; El bruto (1962), de Ruben W. Cavallotti; Dar la cara (1962), de José Martínez Suárez, Paula cautiva (1963), nuevamente con Ayala y La terraza (1963), El ojo que espía (1966) y Martín Fierro (1968), las tres con Torre Nilsson, que dieron paso a sus trabajos ya como actor y cantante en Fuiste mía un verano (1969), de Eduardo Calcagno y Simplemente una rosa (1971), de Emilio Vieyra. Sin embargo, su consagración como artista llegó, desde 1964 en paralelo con la labor como actor, cantante, y director de prestigio, ya sea por el aplauso de la crítica como por el del público, cada vez más masivo. Su debut fue con Crónica de un niño sólo (1964), un ejemplo de genuino cine independiente de aquellos años en los que hacer cine con estas características era toda una proeza. A esta seguirían El romance del Aniceto y la Francisca (1967). Cuenta la historia que para conseguir las ofrendas florales suficientes como para filmar el velatorio del boxeador protagonista de Gatica, el mono en el Luna Park, recurrió a los deudos del actor Claudio Levrino, tras el accidente que le costó la vida, quienes le cedieron las coronas que de a montones había acercado a la casa de sepelios. Favio era así, un chico de la calle grande, hábil, buscavidas, un poco mentiroso, seductor, que se hizo director, lo confesaba, por el simple hecho que poder seducir a Bárbara Mugica, que aprendió de Leopoldo Torre Nilsson a decir “luz, cámara, acción” y mucho de estética, que pudo con la vida, a pesar de que la vida se encargó de pegarle unos cuantos golpes bajos. El filme, con claras referencias a su propia infancia que incluyó pasajes dolorosos en reformatorios, tuvo un inmediato aval de la crítica especializada y sirvió de toque de atención a los amantes del cine. En esa época comienza su carrera como cantante, obteniendo una fuerte respuesta popular y masiva con temas propios y ajenos que se convirtieron en éxitos del momento como "Ella ya me olvidó", "Fuiste mía un verano" y "Para saber lo que es la soledad" (“Tema de Pototo”, de Luis Alberto Spinetta). “Este es el romance del Aniceto y la Francisca, de cómo quedó trunco, comenzó la tristeza, y unas pocas cosas más”, es el título completo de la segunda película de Favio, que estrenó en 1967. Adaptación del cuento “El cenizo”, de su hermano Jorge Zuhair Jury, esta segunda película tuvo como figuras principales a Federico Luppi (su primer protagónico en el cine), Elsa Daniel, María Vaner y al hasta entonces locutor Edgardo Suárez. La película recibió los ocho de premios de la Asociación de Cronistas Cinematográficos de la Argentina y es considerada, por buena parte de la crítica local, como una de las mejores de su filmografía. La tercera, y cierre de aquella trilogía fue "El dependiente", casi un "a puertas cerradas" con insuperables trabajos de Graciela Borges, y el recordado actor uruguayo Walter Vidarte. En 1967 se une a María Vaner, con quien convivió hasta 1973, actriz que debió marchar al exilio en 1974 con los dos hijos de ambos, luego de ser amenazada por la Triple A. Favio siguió el camino de Vaner, a partir del establecimiento de la dictadura militar en 1976, pero no fue a España como su ex mujer sino que se estableció en Colombia, vinculándose sentimentalmente con Carola, su segunda esposa. En 1972 fue invitado por Juan Domingo Perón a acompañarlo en el chárter que lo regresaría a la Argentina tras su largo exilio el 17 de noviembre. Con la vuelta a la democracia en 1973, y en coincidencia con su activa militancia política que volvía al primer plano, Favio lanzó la que se convertiría en su una suerte de obra cumbre, “Juan Moreira”, estrenada el 25 de mayo de ese año. Inspirada en el relato homónimo de Eduardo Gutiérrez, pero con la impronta de su hermano Zuhair Jury y la locura que él mismo le aportó pudo contar la historia de este antihéroe y su relación con la política, la violencia y la muerte. El tema, encarado esta vez en colores, con un diseño de producción que mostraba claramente su pasión por los relatos nacionales y populares, con una memorable actuación de Rodolfo Bebán, convirtieron a la película en un éxito de más de dos millones de entradas. En junio de 1973 fue designado para conducir el acto del retorno definitivo de Perón a la Argentina, el 20 de junio, que derivó en un enfrentamiento armado entre diferentes corrientes conocido como la Masacre de Ezeiza, en el que el artista intentó detener la violencia, sin conseguir su propósito de detener la tragedia que lo marcó a fuego. En 1975 estrenó “Nazareno Cruz y el lobo”, inspirado en una radionovela del escritor Juan Carlos Chiappe, película con la que llegó a la cumbre del éxito. Si bien no existe un registro exacto de los espectadores que la vieron, se sigue considerando al filme de Favio protagonizado por Juan José Camero y Alfredo Alcón, como el más taquillero de la historia del cine nacional, superando incluso a “El santo de la espada” y “El secreto de sus ojos”. Los personajes elegidos por Favio en esta etapa están condenados a un destino trágico, sean míticos, fantásticos, o los reales de “Soñar, soñar”, su película menos vista, en la que reunió a Carlos Monzón con el cantante Gian Franco Pagliaro, estrenada en coincidencia con el golpe militar de 1976. Durante buena parte de la dictadura, Favio emprende su vuelta a la balada romántica, con la que recorrió toda América Latina y con la que logró imponerse en varios países, un paréntesis de cine que se extendió hasta 1987. De esos tiempos son discos como “En concierto en Ecuador” (1978), “Aquí está Leonardo Favio” (1983), “Yo soy” (1985), “Amar o morir” (1987), “Más que un loco” (1988), además de numerosas presentaciones en vivo frente a multitudes. “Gatica, el mono” (1993) lo llevó a la reconstrucción histórica, viajar hasta la década del 50, el momento en que coincidieron el púgil José María Gatica con Juan Domingo Perón, una obra para la que convocó al entonces debutante Edgardo Nieva, reencuentro de Favio con el mejor cine y el éxito. Si bien nació como un encargo, el documental “Perón, sinfonía del sentimiento” (1999) se convirtió en una de sus obras más personales, tanto por el tema y la pasión que implicaba, como por su forma de encarar una historia que parecía inabarcable. El filme fue dedicado a Héctor J. Cámpora, Hugo del Carril, Ricardo Carpani, Rodolfo Walsh y al grupo de trabajadores y estudiantes del Grupo Cine Liberación, que impulsaron Fernando Solanas, Octavio Getino y Gerardo Vallejo. En la última década, y ya con un serio problema de salud (polineuritis) que impedía su fácil movilidad, Favio volvió a la carga con un sueño: el de convertir en ballet cinematográfico a “Aniceto”, tal como se llamó el filme protagonizado por Hernán Piquín, con música de Iván Wyszogrod, que ganó nueve premios Cóndor de Plata. Su último trabajo fue “La buena gente”, uno de los cortos integrantes del grupo de los dedicados al Bicentenario producidos por la Secretaría de Cultura de la Nación. En carpeta Favio atesoraba “El mantel de hule”, una historia en la que incluiría muchas referencias personales relacionadas con su infancia en Mendoza. De todos los grandes creadores de la historia del cine nacional, Favio fue el más genuino y el más identificable, curiosamente también el más exitoso. En su última aparición frente a público al recibir en 2009 los Cóndor de Plata por “Aniceto” predijo: “Nadie podrá decir de mí que fui un desagradecido”, y lo demostró agradeciendo el presente político y cultural de la Argentina“. Se lo va a extrañar.

4 nov 2012

PABLO FENDRIK FILMARA "EL ARDOR"

Pablo Fendrik comenzará la preproducción de “El ardor”, un proyecto que ya tiene dos años y piensa rodar en marzo próximo, con el mexicano Gael García bernal y Alice Braga. El director de “El asaltante” y “La sangre brota”, así como del corto “Hija del sol”, del grupo 25 Miradas-200 Minutos, es una coproducción entre Magma Cine (Argentina), Canana (México), Filmes Bananeira (Brasil) y Manny Films (Francia). El filme, anticipan, navega entre el western, la acción y la ecología, en la selva amazónica tiene como eje la historia de un chamán solitario que llega con su hija a una granja de tabaco, que es atacada por deforestadores. Según dijo Fendrik a la revista estadounidense Variety, se trata de un western en el que se aborda “la lucha del hombre con la naturaleza, en un entorno deslumbrante cada vez más arrasado por la deforestación”. La película, que contrará con el apoyo del Incaa y el CNC Cinema du Monde, no tiene todavía fecha de estreno, pero ya se sabe que BAC Films Internacional comenzará su venta internacional una vez comenzado 2013. La argentina Magma Cine, de Juan Pablo Gugliotta y Nathalia Videla Peña, que respaldaron los anteriores filmes de Fendrik, tienen en carpeta los estrenos de “Mala”, de Israel Adrián Caetano y “Pensé que iba a haber fiesta”, de Victoria Galardi.

7 oct 2012

IN MEMORIAM: OCTAVIO GETINO (1935-2012)

A los 77 años, falleció la madrugada del 1° de octubre el escritor, investigador de medios y director de cine y TV Octavio Getino, en la década del 60 uno de los fundadores del Grupo Cine Liberación. Nacido en la ciudad de León, en Castilla y León, España, el 6 de agosto de 1935 y en 1964 a los 28 años como escritor, ganó el premio Casa de Américas de Cuba por su libro de cuentos “Chulleca”. Entre sus múltiples tareas que precedieron a su incorporación al cine militante al mundo mencionaba la de trabajador metalúrgico, lavacopas y periodista entre otros. Integró el mítico Grupo de Cine Liberación, con Fernando Ezequiel Solanas, con quien escribió el guión de “La hora de los hornos”, filme hecho y exhibido en la clandestinidad, por años en las sombras. En ese mismo grupo participaron otras figuras importantes del cine nacional de urgencia, como Gerardo Vallejo Preciosamente en 1968, en 1968, Getino fue coguionista de “El camino hacia la muerte del viejo Reales”, que dirigió Gerardo valklejo. Recién en 1973, con el retorno de la democracia y el triunfo de Héctor J. Campora en las elecciones, previo a la vuelta de Juan Domingo Perón, se estrenó comercialmente la primera parte de “La hora de los hornos” En 1969, Getino rodó “Argentina, mayo de 1969: Los caminos de la liberación” y en 1971, con Solanas, “Actualización política y doctrinaria para la toma del poder”, que incluye una extensa entrevista con Juan Domingo Perón todavía en el exilio. También de 1971 es “Perón, la revolución justicialista”, y de 1972 data su primera ficción “El familiar”, en la que actualiza políticamente la leyenda de “el familiar”, personero demoníaco de la tierra destinado a apoderarse de cuerpo y espíritu de sus peones, según lo pactado con el dueño de las mismas, en el norte argentino. El filme, con guión coescrito con Jorge Honig y recién estrenado en 1975, tuvo como figuras centrales a Emilio Alfaro, Carlos Lagos, Carlos Muñoz, Martín Adjemian y Víctor Proncet Entre agosto y noviembre de 1973, precisamente durante el mandato de Héctor J. Cámpora fue nombrado interventor del Ente de Calificación Cinematográfica que había sido creado durante la dictadura de Juan Carlos Onganía no solo para la calificación sino además para la censura de cine, donde autorizó numerosos filmes que habían sido prohibidos con anterioridad, como “Ultimo tango en París”, decisión que le significó un proceso judicial. Perseguido y amenazado de muerte, se exilió primero en el Perú, donde presentó “La familia Pichilín”, y luego en México, donde continuó su obra fílmica y literaria. Nuevamente en democracia y tras su regreso al país, entre 1989 y 1990 fue director del Instituto Nacional de Cinematografía (en la actualidad Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales), del que se marcho en desacuerdo con la política nacional de entonces. En 1987 publicó “Incidencia del video en las cinematografías de siete países latinoamericanos y en 1992 estuvo a cargo del primer estudio realizado en América Latina sobre “Dimensión económica y políticas públicas de las industrias culturales”. Entre 2004 y 2007 coordinó el Observatorio de Industrias Culturales (OIC) de la Ciudad de Buenos Aires y el Observatorio Mercosur Audiovisual (OMA) de los organismos nacionales de cine de la región. De sus tareas más recientes se destaca la de haber sido Coordinador Regional del Observatorio del Cine y el Audiovisual Latinoamericano de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano (OCAL-FNCL). Su tarea como docente fue notable en cursos de posgrado en FLACSO, filial Buenos Aires y en la Universidad Nacional Tres de Febrero.igual que la de consultor en organismos internacionales (UNESCO, PNUD, FAO y PNUMA) en temas de medio ambiente, comunicación y cultura en varios países de América latina. En cuanto a libros, publicó numerosos trabajos sobre temas del cine, la cultura y la comunicación latinoamericana y argentina. Entre los más recientes figuran: “El capital de la cultura: Las industrias culturales en Argentina y en la integración MERCOSUR” y “Cine iberoamericano: los desafíos del nuevo siglo”; También tuvieron reciente edición “Cine argentino: Entre lo posible y lo deseable”; “Turismo: entre el ocio y el negocio” y una nueva de su primera obra literaria “Chulleca”. Tenía un blog octaviogetinocine.blogspot.com.ar, en el que además de numerosos artículos se pueden ver sus películas.(publicada por Télam)

GABRIEL MEDINA HABLA DE "LA ARAÑA VAMPIRO", SU ULTIMA PELICULA

Gabriel Medina, el joven cineasta recordado por “Los paranoicos”, premiada en los festivales de Lima y Biarritz, vuelve a la carga con “La araña vampiro”, el filme protagonizado por Martín Piroyansky, Alejandro Awada, Jorge Sesán y Ailin Salas, que este jueves se estrena en cines y el fin de semana se verá en el Festival de Sitges. “Geónimo, el personaje de Martin es un poco fóbico, miedoso, hipocondríaco, el ideal para él”, asegura Medina, sin embargo aclara que “La génesis de la historia estaba relacionada con la naturaleza y el miedo existencial que genera el estar solo frente a ella, estar alejado de la urbe y el ruido, el enfrentarse con el silencio, de un joven de hoy”. Según Medina “…es una trama que tiene que ver con un padre y su hijo que se van a la montaña con la idea de que el chico de veinte años se relaje, porque viene bastante perturbado con temas psiquiátricos, y la idea es llevarlo a una cabaña en medio de la naturaleza para que ese chico del cibermundo, parido desde la cultura del materialismo y del consumismo enfrene a la naturaleza”. “Me parecía muy interesante que este personaje que está enfermo de miedo, ataques de pánico y cierta paranoia se enfrente a una situación extrema y que ese hecho lo ayude a evolucionar y a vencer su propio miedo porque creo que todas estas fobias tienen cura atravesando aventuras, de alguna manera un viaje iniciático: todo lo que le teme pasar le pasa”, explica el cineasta. “Le tiene miedo a su padre, a la naturaleza, se refugia en un videojuego, se refugia en un auto, aparece una araña, lo pica y se empieza a morir y la cura que encuentra es que lo vuelva a picar otra araña porque gente del lugar le dice eso, pero el padre no le cree, los médicos tampoco, las instituciones no le creen, y termina confiando en los que si le creen”, afirma. “Hay algo del cuento de ‘Pedro y el lobo’ en todo esto, siempre esta creyendo que tiene algo, enfermedades, pero cuando lo pica una araña nadie le cree, y los que si lo hacen son los lugareños, de alguna forma los duendes y lo que hacen es certificarle que se está muriendo y para que lo pique esa araña tiene que hacer una peregrinación a lo profundo de la montaña”, agrega. Según Medina, Gerónimo “Tiene que confiar en una especie guía, interpretado por Sesan, al principio algo hosco y callado, un desequilibrado, un tipo lleno de miedo y dolor como él… Me gusta observar al ser humano en todos sus matices porque no creo en los blancos y negros, los buenos y los malos, me gusta pensar al ser humano con sus errores y cosas positivas”. “Como contaba Kurt Voneggut, cuando su padre estaba muriendo le dijo ‘escribí cualquier cosa pero nunca nada con un personaje malo’, y en realidad lo que le estaba diciendo era que nunca escriba sobre alguien que pueda considerarse absolutamente malvado, y esa es la concepción que tengo acerca de los personajes, tanto en ‘Los paranoicos’ como en ‘La araña vampiro’”, dice. “Mi película es producto de una búsqueda muy intensa para volver a sacar algo de adentro mío y hacer una película, que es lo que más quiero desde que era chico, pensar películas, y le dedico mucho a hacerlo. No me preocupé por establecer un vínculo entre mi primera película y esta segunda, sin embargo por lo que me dice la gente, puedo ver que hay conexiones”, reflexiona. “La conexión principal es la construcción de un camino para un personaje que está en una situación de miedo y estancamiento que tiene que superar para poder evolucionar, y supongo que tanto en el personaje de Gauna en mi primera película como ahora en el de ‘La araña…’ está ese conflicto: personajes urbanos castigados por la filosofía del consumo”, argumenta. Medina está convencido de que “…el consumo de esa forma angustia, y es lo que provoca que la gente viva de determinada manera, que empiecen a aparecer neurosis, enfermedades que antes no existían, como los ataques de pánico, las fobias, producto del acelere y la locura, y en este sentido los chicos están muy a la deriva, en manos de un discurso semiológico bastante salvaje”. Según Medina “En un punto estar tan falsamente conectados va en contra para un joven de hoy que quiere desarrollarse y crecer, porque te distancia mucho de vos mismo, sos más tu avatar que vos mismo, esa cosa de la hiperconectividad, el ruido y la ciudad… Si vos trasladás ese sujeto al medio de la nada se da un quiebre que es catártico y de hecho curativo”. “La cara cinematográfica de Piroyanski siempre me fascinó”, confiesa Medina y agrega que “Hay gente que tiene un aura, y ese es el caso de Martín, y desde que escribí la película, que era la historia de un chico de dieciséis años y no de veinte, la cara era la de Martín en ‘Cara de queso’ y para Gerónimo lo rejuvenecimos un poco y terminó siendo él”. Medina estrena un corte diferente al presentado en el Bafici, donde se vió una edición que, si bien logró buena recepción del público, todavía tenía algunos costados por pulir: “Efectivamente, la nueva edición, trabajando de nuevo los tiempos de las caminatas, porque siempre dudaba si eran cortas o largas, y de hecho las acorté y agregué una escena muy cortita pero importante”, explica. “Tengo dos proyectos, uno que es un retorno a lo urbano con Daniel Hendler, una comedia dramática del estilo de ‘Los paranoicos’ pero bastante grande, y por otro lado estoy trabajando en una película de terror, más independiente, chica, de terror-terror, y mi idea es empezar a generar películas de ese tipo, además de otras con narrativa más personal”, concluyó. (publicada por Télam)

DANIEL ROSENFELD HABLA DE "CORNELIA FRENTE AL ESPEJO"

Daniel Rosenfeld acepta el desafío de llevar al cine una obra de la escritora Silvina Ocampo en el filme “Cornelia frente al espejo”, con Eugenia Capizzano, además coguionista, Rafael Spregelburd, Leonardo Sbaraglia y Eugenia Alonso. Para algunos, dueña de un lenguaje literario intraducible, Ocampo (1903-1993) ya había sido llevada a la pantalla grande en cuatro oportunidades (Marcos Madanes, Arturo Ripstein, Carlos Hugo Christensen y Alejandro Maci) y esta vez Rosenfeld lo hace a partir de los diálogos del relato homónimo publicado en 1988 por Tusquets, y Premio del Club de los 13. “Es un cuento escrito en forma de diálogo, y con Eugenia nos enamoramos de ese material, descubrimos de que parte de esa riqueza tenía que ver en las formas en que estaba construido, y queríamos que ese texto maravilloso estuviera en la película, más allá de nuestro aporte de interpretación cinematográfica”, explicó Rosenfeld. El relato, que como otros de las cosechas anteriores de Ocampo, tiene claras referencias al surrealismo, y a escritores como Lewis Caroll y Katherine Mansfield, cuenta la historia de una joven mujer dispuesta suicidarse, pero que una y otra vez es interrumpida por personajes rodeados por un aura mágica que la detienen: una niña, una mujer, un ladrón y un amante. “Algo importante era trabajar los primeros planos con los actores, porque no se trata de una obra de teatro, los encuadres… Lo más fascinante de todo es meterte dentro del mundo de un autor, tener la percepción de que estás conociendo a alguien. Fue difícil y con cierto riesgo de ir por un lugar que no sabíamos si era posible transitar”, dice el cineasta. Según Rosenfeld “Había algo inherente al relato de Silvina y a ese mundo que tenía que ver con las disgresiones en el sentido cómo describe y relata el tiempo de una manera distinta, no es una línea directa hacia un solo lugar, es algo que se va abriendo, hay algo de eso en el cuento que nosotros queríamos rescatar en la adaptación”, asegura. “La cuestión era cómo traducir este tema de como transcurre el tiempo dentro de esa casa, que es diferente, como si esas palabras y esos fantasmas estuvieran enredadas entre las paredes”, insiste Rosenfeld que conto con dirección de fotografía de Matías Mesa, recordado por “Agua” y “Viaje Sentimental”, de Verónica Chen, entre otras y música de Jorge Arriagada. La vieja casona vacía, apenas poblada por unos pocos muebles, algunas esculturas que asemejan muñecas, pisos de roble desprolijo y polvoriento, rayos de luz que apenas se atreven a entrometerse en la soledad de las habitaciones y el perceptible repiqueteo de las ratas por las carpinterías acompañan estos encuentros de Cornelia con sus fantasmas, en el espejo. La esencia literaria de la menor de las Ocampo (su hermana fue Victoria Ocampo), la presencia del caserón y los niños, los recuerdos que invaden presentes angustiantes y textos que sorprenden por sus múltiples interpretaciones pero siempre atravesados por señales de unas poesía arrolladora, aparecen en el guión, a cuatro manos, de Rosenfeld y Capizzano. Rosenfeld tiene 39 años, estudió piano, edición y puesta en escena, actuación y tomó seminarios con cineastas de la talla de Kriszystof Kieslowsky, Stephen Frears, Anthony Minghella y Abbas Kiarostami, fue asistente de dirección, por ejemplo de Alejandro Agresti y productor asociado de “Buena Vida Delivery”, antes de lanzarse él mismo a la dirección. De sus comienzos detrás de las cámaras son obras como el documental “Saluzzi, ensayo para bandoneón y tres hermanos”, de y “La quimera de los héroes”, que tuvo un largo y premiado recorrido festivalero, la segunda su encuentro con Capizzano en el guión, quien fue la primera que descubrió el potencial cinematográfico del relato de Ocampo. Capizzano es una actriz con trayectoria, primero teatral, “Cuinera tropical”, “La paz del hogar”, “Qué hicimos”, y en cine trabajó en “¿Sabés nadar?”, de Diego Kaplan, con Nicolas Alzabert en “Si yo fuera un helecho…”, junto a Isabelle Huppert en “Médée Miracle” y también a las órdenes de Daniel Burman como la odontóloga de “El nido vacío”. “Ella está en toda la película, y además no hay diálogos improvisados, algo que no es sencillo de resolver porque tiene que haber algo verdadero pero a la vez no coloquial, y eso para Eugenia y el resto de los actores fue una aventura…”, cuenta Rosenfeld apropósito de su filme, un nuevo y necesario acercamiento a la obra de Silvina Ocampo. (publicada por Télam)

3 sept 2012

VIGGO MORTENSEN EN LA ARGENTINA DE 2012: "TODOS TENEMOS UN PLAN"

Viggo Mortensen, el actor que dirigieron Brian de Palma, Peter Jackson y David Cronenberg, entre otros, incursiona en el cine argentino como figura central de “Todos tenemos un plan”. “Me presentan montón de guiones por año y casi todos los rechazo porque no son buenos, pero el escrito por Ana Piterbarg es una excepción”, afirmó Mortensen en diálogo con Télam. "No son buenos, no son originales, no están bien escritos, y en los que son interesantes los personajes no están bien logrados y en general no son cuentos que me interesen”, dice. “De vez en cuando hay algo... y no miro si es una superproducción o un filme independiente, en castellano o en inglés... Busco cuentos interesantes, mientras que pueda seguir dándome el lujo de elegir un poco, de poder esperar", confiesa. Extremadamente tímido y con un perfil que sorprende por lo bajo, el actor de “El señor de los anillos” y “Promesas del Este” confiesa su alegría por su primer trabajo en la Argentina. Mortensen, que nació en Nueva York hace 54 años, es hijo de padre danés y madre estadounidense, que partió con su familia siendo un niño rumbo a Venezuela y luego a la Argentina, donde vivió en las sierras de Córdoba entre los 6 y 11 años, hasta la separación de sus padres y la vuelta a su país natal.
El filme, de la debutante Ana Piterbarg, cuenta la historia de dos hermanos mellizos, Agustín, un pediatra que con su esposa está al filo de adoptar un hijo y la de Pedro, que vive solo en el Tigre como apicultor, los dos alejados entre si desde niños. Agustín y Pedro son muy diferentes, uno comprometido con una serie de delitos y angustias distintas a las del médico que se rebela a adoptar un hijo, los dos separados y vueltos a unir camino a un desenlace que no puede ser menos que trágico. Agustín convertido en Pedro llega al Tigre pensando que esa sería la mejor forma de escapar de una aparente felicidad que no lo convence, y de la noche a la mañana se sumerge en una pesadilla, aquella que era la de su hermano en el Delta y de su entorno igual de oscuro y desgraciado. Con una perspectiva totalmente distinta, el nuevo Agustín se juega entero para redimir a una chica a la que apenas conoce y esconde sus propias miserias, y que juega peligrosamente con él al todo vale, mitad pasión, mitad traición, siempre al filo de caer en ese lugar ominoso del que no se vuelve. "En los dos hermanos yo tengo un poco de cada uno", dice el actor, pero aclara que "Buscaba descubrir las cosas que los separaban, por ejemplo que no queda mucho amor entre ellos... el ¿qué pasó entre ellos cuando eran chicos? Lo tuve que imaginar y trabajar, es decir más allá de que hablan, se mueven y miran de manera diferente". "Después buscaba todo lo que los unía, porque siempre hay más de lo que está escrito, de lo que podía imaginarme cuando leí el guión por primera vez, y hasta que se termina de rodar siempre se puede añadir algo", confiesa. "En las secuencias en las que aparecen los mellizos juntos Me interesaba ver lo que recién había rodado, en qué lugar de la composición estaba y hablar con la directora como con el director de fotografía para llegar a los mejores resultados” dice acerca de las escenas que comparte consigo mismo. "La meta era que la escena terminada funcione no sólo con lo físico sino también con las miradas... A veces podía parecer una buena toma cuando no lo era... Fue todo un desafío que nunca antes había experimentado”, insiste. "Es que entre los hermanos hay resentimiento, como pasa en todas las familias por muy perfectas y felices que parezcan y esos conflictos debían estar en sus miradas, aunque no se supiera cuales eran", explica. "Me pareció un thriller muy interesante por su aspecto psicológico, por el paisaje y con un plus, que era una película argentina, y como me crié aquí, tenía su atracción... Podía haber rodado en Argentina antes, pero no aparecía el guión, hasta que me llegó el de Ana y me empeñé en encontrar el hueco para hacerlo", dice. Para Mortensen "Era interesante hacer de dos hermanos sin exagerar demasiado, que las diferencias fueran sutiles y más allá de las dudas, al ver el producto terminado me doy cuenta de que funciona, que por mucho que Agustín y Pedro se parezcan son muy diferentes". "Me di cuenta enseguida que Ana estaba muy preparada incluso para la incomodidad de filmar en el Delta en invierno, y que si teníamos un poco de suerte con el clima y las mareas, y los actores éramos buenos, quienes me acompañaron lo son, todo iba a salir muy bien", asegura. "Ellos tienen maneras diferentes de encarar el trabajo en el set, y fueron excelentes, perfectos para los personajes. Sabía que la Argentina tiene fama de producir buenos actores, directores y equipos técnicos, hay mucho talento acá y tradición de hacer buen cine y teatro", comenta. "Cuando era chico veía cine argentino en televisión, pero también en las salas y me acuerdo muy bien de 'Martín Fierro'. de Leopoldo Torre Nilsson, pero nunca imaginé que yo podría ser actor porque además era, y lo sigo siendo, muy tímido..”, confiesa. “Podía actuar entre amigos, pero no con gente desconocida y el teatro me ayudó, de golpe, a encontrar la manera de superar esa timidez", insiste. "Recién pude hacer teatro a los 22 años en Nueva York, adonde no conocía a nadie y en ese anonimato si no salía la cosa no pasaba nada... Hice algo, pero después llegó el cine, y no volví a hacerlo hasta 2011, en 'Purgatorio', de Ariel Dorfman, en español, en Matadero Madrid", cuenta. “Me gustaría volver a hacer teatro –dice Mortensen- enfrentarme todos los días cara a cara con el público, y también volver a hacer cine aquí, siempre y cuando aparezca. un guión tan bueno como el Ana” En las próximas semanas Mortensen comenzará el rodaje de "The Two Faces of January", del debutante Hossein Amini (guionista de "Drive"), junto a Kirsten Dunst y Oscar Isaac, una adaptación de un thriller de Patricia Highsmith. En el filme rodado en Atenas será un ladrón de obras de arte estadounidense que accidentalmente mata a un policía en un atraco, y junto con su esposa se relacionará con un muy extraño joven recién llegado a esa ciudad. (Publicada por Télam)

14 jun 2012

60º CONDOR DE PLATA, PARA TODOS

Finalmente, el lunes 11, la Asociación de Cronistas Cinematográficos de la Argentina entregó sus Premios Cóndor de Plata, en esta oportunidad a la producción de 2011, y el reparto fue, en términos de premios grandes, para dos películas: "Las acacias" y "El gato desaparece". La primera, producción de Pablo Giorgelli multipremiada en el exterior en especial a partir de su participación en el Festival de Cannes, se llevó dos premios, el más trascendente el destinado a mejor película, el otro el del montaje para María Astrauskas, un rubro que es clave en el lenguaje del cine. La segunda, de Carlos Sorín, se llevó cinco, el de mejor director, así como los dos dedicados a sus figuras centrales, Beatriz Spelzini y Luis Luque, música a Nicolás Sorín, compuesta en clave hermanniana (estilo Hitchcock, como el filme) y finalmente el destinado a mejor sonido (el gato caminando encima del cielorraso, guau, quien se lo puede olvidar), para el experto José Luis Díaz, un hombre varias veces premiado. Otro de los films con varios lauros fue "Aballay, el hombre sin miedo", de Fernando Spiner, que fue consagrado con los Cóndor a mejor adaptación, para el mismo director, Santiago Hadida y Javier Diment, el merecídísimo a actor de reparto para Claudio Rissi y el de fotografía, como en los mejores westerns, de Claudio Beiza. El Cóndor para actriz de reparto, también merecidísimo, fue para Verónica Llinás, por su participación en "Cerro Bayo", de Victoria Galardi En materia de revelaciones, la femenina fue Elena Roger, por su trabajo en "Un amor", de Paula Hernández, ausente con aviso ya que protagoniza la actual puesta en Nueva York de la ópera "Evita", mientras que la masculina fue la que mejor apostaba, es decir la de Esteban Lamothe, también ahora en el exterior junto a Julieta Zylberberg, por su papel en "El estudiante", de Santiago Mitre, el otro filme bien recompensado de la noche. La película de Santiago Mitre obtuvo también los premios a mejor ópera prima y mejor guión original, totalizando tres. Los rubros artísticos, es decir dirección de arte y vestuario fueron para "Juan y Eva", de Paula de Luque, en cada caso para Rodolfo Pagliere y Marcela Vilariño. En cuanto a documental la estatuilla fue a parar a manos de Fernando "Pino" Solanas por "Tierra sublevada: Oro negro", y el denominado innovación artística para "Ausente", segundo filme de Marco Berger. Mejor cortometraje, era previsible, fue elegido "Luminaris", del multipremiado Juan Pablo Zaramella, que estuvo en la prenominación de los Oscar de este año En materia de película iberoamericana la elegida fue "Balada triste de trompeta", de Alex de la Iglesia, y en cuanto a película extranjera no hablada en español ni portugués "De dioses y de hombre", del cineasta francés Xavier Beauvois. El teatro Avenida repleto como pocas veces ocurre incluso con puesta de ópera o zarzuela, todos atornillados a sus butacas hasta el último minuto, gran presencia de figuras, homenajes emocionantes, como los dedicados a Leonardo Favio, a cargo de Graciela Borges y Federico Luppi, el que tuvo como protagonista a Juan Manuel Tenuta, casi un show dentro del show el que vivieron Carlos Morelli y Rómulo Berruti por el aporte de su ciclo Función Privada al cine y a la TV local, el dedicado a la actriz Julia Sandoval y las menciones especiales a Carlos Orgambide, por sus 60 ininterrumpidos años en la profesión del cine, no obstante sus idas y venidas y su puñado de películas algunas de ellas, como Queridas amigas, premiadas con el Cóndor, y Roxana Morduchowicz, en representación del programa Escuela y medios, del Ministerio de Educación, que fue entregado nada menos que por Estela de Carlotto. Punto y aparte para el In Memoriam, esta vez con las imágenes de todos (o casi todos) los que se fueron en 2011, una tarea compleja debo confesar), acompañadas por Emilio Del Guercio, haciendo allí en vivo el "Tema de Pototo", en homenaje a Luis Alberto Spinetta, una de esa figuras que pasaron a la inmortalidad. En representación de la Asociación de Cronistas recibí de manos de la siempre concreta y entusiasta Carolina Silvestre, vicepresidenta del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales, que desde siempre, pero hoy màs que nunca, respalda a la entidad y a sus premios, una plaqueta por la conmemoración redonda de los 70 años de su fundación en 1942. Tras las palabras del que suscribe (ver aparte) Liliana Mazure presidenta del Incaa hizo su aporte convalidando la tarea que viene haciendo Cronistas hace siete décadas, y reafirmando la idea de que el cine es desde 2003 política de estado en la Argentina. La conducción de Gabriela Radice (siempre espléndida y ahora más que nunca), al igual que Pablo Marcovsky (del staff de CN23), dieron realce a una puesta en escena de leds que iluminó todo el tiempo la platea y la emisión en vivo. Capítulo especial para el esfuerzo de CN23, con cámaras por docena, buena predisposición incluso en momentos donde la tensión es moneeda corriente, y hasta una grúa que permitió ver el escenario como nunca antes en una transmisión de los Cóndor. El programa-revista de mano es toda una pieza de colección, porque además de varias notas de carácter histórico por la conmemoración y que enriquecen su contenido, incluye el racconto completo de todos los premios que le entidad viene entregando desde 1942, cuando lo hizo a "La guerra gaucha", de Lucas Demare. Gráfica renovada, un show que emitido por CN23 en directo recorrió el cine de 2011 y algo de la historia en dos horas y medias exactas, oportunas apariciones de Willy Lemos cual drag queen, diva del cine nacional entrometida y oportunamente sacada de cuadro (llego en una limusina) y, una vez concluida la gala, fiesta a 100 metros nada menos que en el Palacio Barolo (un lugar perfecto para festejar pasado y presente con escenografía histórica, justo enfrente del edificio donde en su sótano, hace 70 años, un grupo de periodistas de renombre dio nacimiento a la entidad. Bandejas, quesos, chocolates y hasta whisky importado (como publicó Paraná Sendros en Ambito Financiero) marca Juancito Caminador (jajajajaja) y bailarines de tango, engalaron una noche memorable por donde se la mire. La prensa local, tanto diarios, canales de TV, radios e internet, dieron amplia cobertura al acontecimiento, igual que las redes sociales, demostrando que los Premios Cóndor alcanzan la mejor altura de vuelo de su historia de idas y venidas. Gracias a la gente de Cronistas que ayudó en toda esta aventura, y al equipo aportado por el Incaa, una troupe encabezada por Leonel Curia (después de esto podria postularse para el Cirque du Soleil), que se deslomaron como nunca antes. Un fuerte abrazo para todos y todas. Los resultados están a la vista. Era hora, que se repita. EL DISCURSO En 1942, un grupo de críticos de cine decidieron juntarse para crear una entidad que los identificara. El Cine Argentino iba camino a consagrarse del Río Bravo hacia el sur, una geografía tan vasta como la de América latina, con sus gestas, sus historias, sus nombres y apellidos, sus triunfos y sus fracasos, sus alegrías y sus tristezas, pero por sobre todo con su deseo de alcanzar la libertad. Y la cultura en su más amplia acepción, la de todos los países de habla hispana, pudo encontrar su destino en la gente, en los creadores y en sus críticos. La crítica ayudó a que la gente sintiera como propio el mejor cine. Si hay algo que si tenemos en claro es que con nuestro logro de haber reunido a tanta gente que ama a su profesión, no solo conseguimos premiar en 60 oportunidades a quienes también aman a su profesión como lo son los hombres y mujeres que construyen el Cine Nacional, sino además luchar por darle trascendencia internacional, en especial al recuperar la idea del Festival de Mar del Plata en 1959. Aquel año, el Cine Argentino intentaba dar una vuelta de página a un golpe institucional que había dejado en fuera de juego a muchos artistas, condenados a abandonar ideas más comprometidas, y encontrar una nueva manera de contar nuestras propias inquietudes de cara al futuro incierto. Pero como la política seguía enfrentando a dioses con demonios, aquella esperanza se diluyó sin llegar a el dar paso a nuevos creadores, y así a la vuelta a la oscuridad profunda se generó una nueva respuesta, que fue la de intentar liberar aquello que se reprimía en las pantallas. Los Cronistas trataron de vencer esas limitaciones. En 1973 la democracia volvió a refundar el cine argentino, y en ese nuevo intento convivió el cine de sentimientos y el de los testimonios, que buscó en el pasado hechos claves que volvían a poner en la mira a las instituciones del poder que minaron las esperanzas de libertad a nuestros abuelos y a nuestros padres, y finalmente a nosotros mismos. La primavera setentista terminó. Vuelto el silencio, esta vez el del más profundo de los abismos al que fuimos sometidos, no quedó más remedio que decir que no habríamos de convalidar a un cine perseguido y censurado, prohibido y condenado, incluso arriesgando que con tal decisión habría justos merecedores de lauros que no serían reconocidos, más allá de que la historia, es decir la memoria, como ocurre siempre, habría de volver a poner las cosas en su lugar. Y después de la postergación y el dolor, de tantas latas con películas manchadas con sangre, sobrevino un nuevo capítulo de la historia, en el que la decisión colectiva está puesta en que nunca más se repetiría aquella infelicidad que nos hizo repensar el sentido de la vida. La Argentina había tomado una decisión, su cine la acompañaba en este retorno a la libertad y la Asociación de Cronistas volvió a recuperar su espíritu de reconocimiento al talento, a la creatividad, a la audacia, a los consagrados y a los jóvenes emprendedores que tanta falta le hacen a un país para renovarse y crecer plenamente, en el que todo está por hacerse. El Cine Argentino, como la Argentina toda, celebrará el 25 de mayo de 2013, su década más prodigiosa y productiva, de crecimiento como nunca antes se vivió, en la que se incorporaron a su lista de creadores más sólidos el grupo más vasto de jóvenes que nunca antes se había sumado, logrando con sus trabajos los más importantes premios, consolidando la marca país en todas las pantallas del mundo. En esta tarea hay mucha gente comprometida, obviamente los mismos creadores, pero también de un Estado que impulsa políticas de crecimiento que vienen dando la posibilidad de crecer en lo conocido y de actualizar la idea del audiovisual como un todo más amplio, cuya larga transición estamos empezando a transitar. Cronistas nació hace 70 años, pero vuelve a nacer cada vez que entrega sus premios a los auténticos creadores de todo esto, nuestra razón de ser. Nuestro reconocimiento a todos aquellos que en los años oscuros no pudimos premiar y hubieran merecido serlo, nuestro reconocimiento a todos, premiados o no a lo largo de esos 70 años que hoy también conmemoramos, al apoyo cada vez más entusiasta del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales, a la gente del equipo que nos ayudo en todo esto, y nuestro abrazo emocionado a todos los que conforman este gran universo que es el Cine Nacional. Como dijo alguna vez Eduardo Galeano “disfruten esta noche como si fuese la última y el amanecer del nuevo día como si fuese el primero”. Gracias y hasta el 10 de junio de 2013. TODOS LOS PREMIOS DEL 2011 MEJOR PELÍCULA: LAS ACACIAS (PABLO GIORGELLI) MEJOR DIRECTOR: CARLOS SORIN (EL GATO DESAPARECE) MEJOR ACTOR: LUIS LUQUE (EL GATO DESAPARECE) MEJOR ACTRIZ: BEATRIZ SPELZINI (EL GATO DESAPARECE) MEJOR ACTOR DE REPARTO: CLAUDIO RISSI (ABALLAY, EL HOMBRE SIN MIEDO) MEJOR ACTRIZ DE REPARTO: VERONICA LLINAS (CERRO BAYO) REVELACIÓN MASCULINA: ESTEBAN LAMOTHE (EL ESTUDIANTE) REVELACIÓN FEMENINA: ELENA ROGER (UN AMOR) MEJOR DOCUMENTAL: TIERRA SUBLEVADA 2: ORO NEGRO (DE FERNANDO PINO SOLANAS) INNOVACIÓN ARTÍSTICA: AUSENTE (MARCO BERGER) MEJOR OPERA PRIMA: EL ESTUDIANTE (SANTIAGO MITRE) MEJOR GUIÓN ORIGINAL: EL ESTUDIANTE (SANTIAGO MITRE) MEJOR GUIÓN ADAPTADO: ABALLAY, EL HOMBRE SIN MIEDO (FERNANDO SPINER, JAVIER DIMENT, SANTIAGO HADIDA, ADAPTACIÓN DEL CUENTO HOMÓNIMO DE ANTONIO DI BENEDETTO) MEJOR FOTOGRAFÍA: ABALLAY, EL HOMBRE SIN MIEDO (CLAUDIO BEIZA) MEJOR MONTAJE: LAS ACACIAS (MARIA ASTRAUSKAS) MEJOR DIRECCIÓN DE ARTE: JUAN Y EVA (RODOLFO PAGLIERE) MEJOR MÚSICA ORIGINAL: EL GATO DESAPARECE (NICOLAS SORIN) MEJOR SONIDO: EL GATO DESAPARECE (JOSÉ LUIS DÍAZ) MEJOR VESTUARIO: JUAN Y EVA (MARCELA VILARIÑO) MEJOR CORTOMETRAJE: LUMINARIS (JUAN PABLO ZARAMELLA) MEJOR PELÍCULA IBEROAMERICANA: BALADA TRISTE DE TROMPETA, DE ALEX DE LA IGLESIA. ESPAÑA MEJOR PELÍCULA DE HABLA NO HISPANA: DE DIOSES Y HOMBRES (DES HOMMES ET DES DIEUX, DE XAVIER BEAUVOIS. FRANCIA)

3 jun 2012

"ABRIR PUERTAS Y VENTANAS", FINALMENTE EL POST NUEVO CINE ARGENTINO

El cine nacional post nuevo cine argentino comienza a asomar jóvenes miradas, esta vez la de Milagros Mumenthaler que presentó esta semana la película con la que logró reconocimientos en diferentes festivales como Locarno, Guadalajara y Mar del Plata. Sin embargo, el filme de Mumenthaler no es de los que aprovechan la estética de la independencia para sacar partido sino, por suerte, una elaborada reflexión a propósito de lo que fue y no fue, de lo que es y no es y, hasta de lo que será más allá de un final donde la desolación parece invadir la pantalla y dejar huella. Las puertas y ventanas se abren para salir por ellas o para dejar entrar el aire fresco, cuando el lugar estuvo mucho tiempo encerrado y empieza a mezclar olores a rancio de lo que allí quedó, ya sea de cortinas, ropa de cama y muebles, y hasta el sonido de un viejo artefacto que conserva la música de otro tiempo. A partir de una idea que mucho tiene que ver con esta definición de lo que es “abrir”, Mumenthaler elabora una historia de mujeres: tres hermanas jóvenes, poco más que adolescentes, que intentan resolver qué hacer con la herencia recibida de su abuela y sus propias vidas. Es evidente que hay en la directora una clara referencia al cine de Lucrecia Martel (en especial a “La ciénaga”, pero también “La niña santa” y hasta “La mujer sin cabeza”), donde no interesan las pistas que puedan ayudar a desentrañar la angustia de las protagonistas sino las circunstancias que las unen en un mismo lugar. El adiós a la casa paterna, o a la de la abuela como en este caso que la suple, tiene un significado trascendente en la vida, marca un antes y un después, un camino de regreso que nunca más se recorrerá porque incluso tiene algo de inexorable evanescencia que lo convierte casi de golpe en mítico, en leyenda de lo que ya no es. Es precisamente esa angustia no exhibida la que Mumenthaler trabaja puntillosamente, incluso con un manejo de la parsimonia y del silencio sobresaliente, en el que mucho tiene que ver el compromiso emocional de las actrices con sus personajes. La cámara de la cineasta sigue a cada una de esta mujeres cuerpo a cuerpo, casi en silencio, a la espera de descubrir en cada gesto, una pista de sus verdades, de lo que sienten en ese momento que las trasciende. Es ineludible pensar qué le ocurrirá a cada una de estas chicas después de que la casa ya no sea de ellas, y de alguna manera esa es una duda que queda manifiesta en el final casi impredecible, abrupto si se quiere. Hay en “Abrir puertas y ventanas” un casting perfecto, el que conforman María Canale, Martina Juncadella y Ailin Salas, las hermanas Tauss, que logran coherencia siendo un grupo heterogéneo de mujeres jóvenes, de distintos rasgos pero con algo intrínseco ofrecido por el guión que las une. De igual manera es perfecta la elección para el detrás de cámara, donde sobresalen los trabajos de dirección de fotografía, a cargo de Martín Frías, y en especial de edición, de Gion-Reto Killias, en una auténtica casa que es evidente no necesitó más que unos retoques para convertirse en esa tan singular, donde todo es decadencia.

20 mar 2012

RECUERDOS SIEMPRE PRESENTES


Madrid siempre deja recuerdos. Y los recuerdos a veces se convierten en imágenes que siguen dando la sensación de estar allí, incluso cuando lo que muestran ya no exista, o haya cambiado, o tan solo fue un momento. Lo mismo ocurre en San Sebastián, y creo que también en cualquier lugar que uno recuerde por algún motivo, por alguna pasión, insisto, por algún instante memorable. Por un ruido que la foto no transmite pero sugiere, por alguna trama que parece palpable cuando en verdad no lo es.
Aquí hay tres im{agenes que me gusta recordar, y en las tres hay una feliz coincidencia: que delante o detrás de la cámara, me snetía muy bien, y eso se transmite en la intensidad de los colores, en el encuadre y hasta en lo que registran.
Una es del Edificio España, un edificio que está allí mismo donde la Gran Vía deja de existir, enfrente de Plaza España, donde está esa a pocos metros esa zona reservada a los cines de arte, como los Princesa, y la librería 8 1/2. Cuando registre este gran edificio estaba en proceso de reciclaje y dejaba de ser un gran hotel para convertirse en propiedades de lujo que nunca llegaron a existir porque está, de hecho, abandonado. Es gigantesco y dice que la última venta fue por casi cuatrocientos millones de euros. Estaba cubierto por una especie de malla que protegía a los peatones de cualquier objeto que pudiese caer en el proceso de reciclaje. La imagen es realmente loca. Un símbolo de la crisis del capitalismo. El edificio estaba completamente vacío de ocupantes. Imaginemos por un segundo ese edificio vacío, sus pasillos, escaleras y cientos de ambientes que fueron oficinas, viviendas y vaya a saber qué en el pasado. Infinitamente más grande que aquel hotel que sirvió de escenografáa a "Barton Fink", una famosa segunda película de los hermanos Cohen. Por delante se recorta uno de esos artefactos que no se si son ventilación de la linea del Metro que pasa por allí debajo o surtidores de agua para los sedientos. O las dos cosas. Cada uno de esos "monumentos" está trabajado como una escultura que también sirve de identificación a la ciudad. Son realmente bellos, y le dan un relieve señorial a una ciudad en la que por ser cosmopolita, puede dar sorpresas a cada centímetro. Allí a 50 metros no más, me dijeron que vivió Luis Buñuel. Qué loco! Por allí caminaba don Luis Buñuel y quien sabe cuantos otros millones, y yo tan campante sacando una fotito.
En la otra, la de una vidriera, se puede ver un zootropo que calculo es genuino, por que creo era una casa de antigüedades en la calle Del Arenal, a 200 metros del Teatro Real y la estación Opera del Metro. El zootropo fue uno de los primeros artefactos en reproducir imágenes en movimiento, en dar esa ilusión de un caballito galopando. Me hipnotizó, pero no lo compré, de tacaño nomás, y cuando volví un año después ya no había más. Jodete.
La tercera es en San Sebastián, en una salita que en el Festival se usa para unas charlas que son grabadas y puestas en el sitio oficial, siempre dedicadas a la sección Horizontes Latinos. Esta foto me la saque apenas me despedi de Natalia Oreiro, que acaba de terminar allí un microprograma en el que hab{o de "Francia", de Adrián Caetano. El salón estaba casi vaciío; apoyé mi cámara sobre una mesa, la encuadré sin modelo alguno, puse el temporizador, disparé, me senté y clik. Voilá.
Ese fue um buen día, lo recuerdo. Me sentí muy bien y tenía lógica. Pero no siempre es así. A veces uno se embola y mucho. Otras piensa cuantas veces más va a pasar por allí, como Paul Bowles en el cafe de aquella película de Bertolucci tan bella que ya ni me acuerdo cómo se llamaba. Ah si, "Refugio para el amor".

7 mar 2012

CANDIDATOS A LOS 60º PREMIOS CONDOR DE PLATA

La Asociación de Cronistas Cinematográficos de la Argentina, en el 70° Aniversario de su Fundación, anunció, mediante una conferencia de prensa en el marco del 8º encuentro Pantalla Pinamar 2012, las nominaciones a los Premios Cóndor de Plata que en su edición 60° reconocerá a las mejores películas argentinas estrenadas en la temporada 2011.
Aballay, el hombre sin miedo, de Fernando Spiner; El estudiante, de Santiago Mitre; El gato desaparece, de Carlos Sorín; Las acacias, de Pablo Giorgelli y Los labios, de Santiago Loza e Ivan Fund compiten por el premio Cóndor como Mejor Película.
Asimismo en el rubro Mejor Director son reconocidas las labores de Georgelli, Mitre, Sorín y Spiner añadiendo a Sebastián Borensztein por Un cuento chino.
Las principales nominadas por película son: Aballay, el hombre sin miedo (11); Juan y Eva (10); El gato desaparece y Las acacias (9), El estudiante (7); Un cuento chino (6); Medianeras (5); Revolución, el cruce de los Andes (4).

MEJOR PELÍCULA
ABALLAY, EL HOMBRE SIN MIEDO, DE FERNANDO SPINER
EL ESTUDIANTE, DE SANTIAGO MITRE
EL GATO DESAPARECE, DE CARLOS SORÍN
LAS ACACIAS, DE PABLO GIORGELLI
LOS LABIOS, DE SANTIAGO LOZA E IVAN FUND

MEJOR DIRECTOR
SEBASTIÁN BORENSZTEIN (UN CUENTO CHINO)
PABLO GIORGELLI (LAS ACACIAS)
SANTIAGO MITRE (EL ESTUDIANTE)
CARLOS SORIN (EL GATO DESAPARECE)
FERNANDO SPINER (ABALLAY, EL HOMBRE SIN MIEDO)

MEJOR ACTOR
PABLO CEDRON (ABALLAY, EL HOMBRE SIN MIEDO)
RICARDO DARIN (UN CUENTO CHINO)
LUIS LUQUE (EL GATO DESAPARECE)
ALBERTO DE MENDOZA (LA MALA VERDAD)
OSMAR NUÑEZ (JUAN Y EVA)

MEJOR ACTRIZ
GRACIELA BORGES (VIUDAS)
JULIETA DIAZ (JUAN Y EVA)
SUSU PECORARO (VERDADES VERDADERAS, LA VIDA DE ESTELA)
ERICA RIVAS (ANTES DEL ESTRENO)
BEATRIZ SPELZINI (EL GATO DESAPARECE)

MEJOR ACTOR DE REPARTO
ALEJANDRO AWADA (VERDADES VERDADERAS, LA VIDA DE ESTELA)
DANIEL FANEGO (VAQUERO)
FERNAN MIRAS (JUAN Y EVA)
MARTIN PIROYANSKY (MI PRIMERA BODA)
CLAUDIO RISSI (ABALLAY, EL HOMBRE SIN MIEDO)

MEJOR ACTRIZ DE REPARTO
RITA CORTESE (LOS MARZIANO)
VERONICA LLINAS (CERRO BAYO)
MURIEL SANTA ANA (UN CUENTO CHINO)
MALENA SOLDA (LA MALA VERDAD)
MARÍA UCEDO (JUAN Y EVA)

REVELACIÓN MASCULINA
MARTIN BOSSI (VIUDAS)
JAVIER DE PIETRO (AUSENTE)
GERMAN DE SILVA (LAS ACACIAS)
IGNACIO HUANG (UN CUENTO CHINO)
ESTEBAN LAMOTHE (EL ESTUDIANTE)

REVELACIÓN FEMENINA
HEBE DUARTE (LAS ACACIAS)
DIANA LAMAS (EL AGUA DEL FIN DEL MUNDO)
ROMINA PAULA (EL ESTUDIANTE)
ELENA ROGER (UN AMOR)
VICTORIA RAPOSO (LOS LABIOS)

MEJOR DOCUMENTAL
AU3 – AUTOPISTA CENTRAL (DE ALEJANDRO HARTMANN)
HACHAZOS (DE ANDRES DI TELLA)
TATA CEDRON, EL REGRESO DE JUANCITO CAMINADOR (DE FERNANDO PEREZ VACCHINI)
TIERRA SUBLEVADA 2: ORO NEGRO (DE FERNANDO PINO SOLANAS)
UN TREN A PAMPA BLANCA (DE RODOLFO FITO POCHAT)

INNOVACIÓN ARTÍSTICA
AUSENTE (DE MARCO BERGER)
FAMILIA TIPO (DE CECILIA PRIEGO)
LA RISA (DE IVAN FUND)
UN MUNDO MISTERIOSO (DE RODRIGO MORENO)
UN REY PARA LA PATAGONIA (DE LUCAS TURTURRO)

MEJOR OPERA PRIMA
EL ESTUDIANTE (DE SANTIAGO MITRE)
LAS ACACIAS (DE PABLO GIORGELLI)
MEDIANERAS (DE GUSTAVO TARETTO)
EL AGUA DEL FIN DEL MUNDO (DE PAULA SIERO)
VAQUERO (DE JUAN MINUJIN)

MEJOR GUIÓN ORIGINAL
EL ESTUDIANTE (SANTIAGO MITRE)
LAS ACACIAS (PABLO GIORGELLI, SALVADOR ROSELLI)
MEDIANERAS (GUSTAVO TARETTO)
EL GATO DESAPARECE (CARLOS SORIN)
UN CUENTO CHINO (SEBASTIAN BORENSZTEIN)

MEJOR GUIÓN ADAPTADO
ABALLAY, EL HOMBRE SIN MIEDO (FERNANDO SPINER, JAVIER DIMENT, SANTIAGO HADIDA) (ADAPTACIÓN DEL CUENTO HOMÓNIMO DE ANTONIO DI BENEDETTO)
EL DEDO (CARINA CATELLI) (ADAPTACIÓN DEL LIBRO “EL DEDO DE BALDOMERO” DE ALBERTO ASSARDOURIAN)
EL DERROTADO (JAVIER TORRE, RODOLFO MÓRTOLA) (ADAPTACIÓN DEL LIBRO HOMÓNIMO DE LEOPOLDO TORRE NILSSON)
JUAN Y EVA (PAULA DE LUQUE) (INSPIRADA EN EL LIBRO HOMONIMO DE JORGE COSCIA)
UN AMOR (PAULA HERNANDEZ, LEONEL D´AGOSTINO) (ADAPTACIÓN DEL CUENTO HOMÓNIMO DE SERGIO BIZZIO)

MEJOR FOTOGRAFÍA
ABALLAY, EL HOMBRE SIN MIEDO (CLAUDIO BEIZA)
EL GATO DESAPARECE (JULIAN APEZTEGUÍA)
JUAN Y EVA (WILLI BEHNISCH)
LAS ACACIAS (DIEGO POLERI)
MEDIANERA (LEANDRO MARTINEZ)

MEJOR MONTAJE
ABALLAY, EL HOMBRE SIN MIEDO (ALEJANDRO PARYSOW)
EL ESTUDIANTE (DELFINA CASTAGNINO)
EL GATO DESAPARECE (MOHAMED RAJID)
JUAN Y EVA (ALBERTO PONCE)
LAS ACACIAS (MARIA ASTRAUSKAS)

MEJOR DIRECCIÓN DE ARTE
ABALLAY, EL HOMBRE SIN MIEDO (SANDRA IURCOVICH)
FONTANA, LA FRONTERA INTERIOR (MARIELA RIPODAS)
JUAN Y EVA (RODOLFO PAGLIERE)
MEDIANERAS (LUCIANA QUARTARUOLO, ROMEO FASCE)
REVOLUCIÓN, EL CRUCE DE LOS ANDES (SERGIO RUD)

MEJOR MÚSICA ORIGINAL
ABALLAY, EL HOMBRE SIN MIEDO (GUSTAVO POMERANEC)
EL GATO DESAPARECE (NICOLAS SORIN)
JUAN Y EVA (IVÁN WYSZOGROD)
MEDIANERAS (GABRIEL CHWOJNIK)
REVOLUCIÓN, EL CRUCE DE LOS ANDES (SEBASTIAN ESCOFET)

MEJOR SONIDO
ABALLAY, EL HOMBRE SIN MIEDO (SEBASTIAN GONZALEZ)
EL GATO DESAPARECE (JOSÉ LUIS DÍAZ)
LAS ACACIAS (MARTIN LITMANOVICH)
REVOLUCIÓN, EL CRUCE DE LOS ANDES (MARTIN GRIGNASCHI)
UN CUENTO CHINO (CHARLY SCHMUKLER, EDUARDO ESQUIDE)

MEJOR VESTUARIO
JUAN Y EVA (MARCELA VILARIÑO)
ABALLAY, EL HOMBRE SIN MIEDO (GABRIELA GONZALEZ)
REVOLUCIÓN, EL CRUCE DE LOS ANDES (JULIO SUAREZ)
FONTANA, LA FRONTERA INTERIOR (PAOLA DELGADO, PEONÍA VELOZ)
MI PRIMERA BODA (ANA MARKARIAN)

MEJOR PELÍCULA IBEROAMERICANA
ALAMAR (DE PEDRO GONZALEZ-RUBIO)(MEXICO)
BALADA TRISTE DE TROMPETA (DE ALEX DE LA IGLESIA)(ESPAÑA)
LA PIEL QUE HABITO (DE PEDRO ALMODOVAR)(ESPAÑA)
NORBERTO APENAS TARDE (DE DANIEL HENDLER)(URUGUAY)
VIOLETA SE FUE A LOS CIELOS (DE ANDRES WOOD)(CHILE, BRASIL, ARGENTINA)

MEJOR PELÍCULA DE HABLA NO HISPANA
DE DIOSES Y HOMBRES (DES HOMMES AT DES DIEUX)(DE XAVIER BEAUVOIS)(FRANCIA)
HABEMUS PAPAM (DE NANNI MORETTI)(ITALIA/FRANCIA)
LE QUATTRO VOLTE (DE MICHELANGELO FRAMMARTINO)(ITALIA/ALEMANIA/SUIZA)
MEDIANOCHE EN PARIS (MIDNIGHT IN PARIS)(DE WOODY ALLEN)(EE.UU./ESPAÑA)
PINA (DE WIN WENDERS)(ALEMANIA/FRANCIA/REINO UNIDO)

27 feb 2012

84ª OSCAR: EL TRIUNFO DE LA NOSTALGIA

Curioso resultado el de los académicos de Hollwyood: primero resaltaron la quiebra de la empresa Kodak, auspiciante de los premios hace casi una década y principal respaldo para la construcción del teatro que está ubicado muy cerca al viejo cine Teatro Chino de Grauman donde hace décadas, astros y estrellas estampan sus manos y pies en cemento fresco.
Después eligieron como principal número musical a un grupo canadiense, el Cirque du Soleil, que hizo su performance acrobática cargada de nostalgia, empezando por Hitchcock (“Intriga internacional”) y después recreando con mímica el cada vez menos frecuente ritual de ir a ver cine en los cines, que la misma industria se encargó de liquidar hace una década al imponer la globalización de las imàgenes como nuevo paradigma.
Y finalmente se hizo la suma de los premios y la conclusión es que Hollywood está irremediablemente en baja, porque le película que se llevó los mejores premios no fue la sobrevaluada “La invención de Hugo Cabret” sino la para nada pretenciosa “El artista” en la que un grupo de franceses que se atreven a reconstruir el viejo Hollywood a la perfección, mientras que otras ocho películas hablada en inglés se llevaban un solo premio cada una.
Los cómputos hablan por si solos: el filme de Michel Hazavicius, cinco de las mejores estatuillas, a saber película, director y actor, además de música (fundamental en el film por ser mudo) y vestuario, mientras que el de Scorsese, también cinco, a saber mejor fotografía , mejores efectos visuales , sonido y edición de sonido y dirección de arte, todos técnicos.
Con excepción de “La dama de hierro”, que solo por el hecho de la composición de Meryl Streep podría interesar, se llevó precisamente el premio a mejor actriz (por el que injustamente no pusieron a competir a Berenice Bejo, coprotagonista de “El artista”) y el de mejor maquillaje, que es el que la ayuda a parecer tan vieja como Margaret Thatcher hoy.
La fiesta fue correcta, tanto como Billy Crystal como showman, en extremo correcta y por momentos algo artificiosa, a razón de que ni quienes entregaban los premios ni quienes los recibían no parecían estar demasiado entusiasmados con la tarea, a excepción de Michel Hazavinicius y el iraní Asghar Farhadi, que se dirigió al público con un texto emocionante.
Dijo que "ofrezco orgullosamente este premio a mi país, a un pueblo que respeta todas las culturas y civilizaciones", que el Oscar "es más que un premio importante para un cineasta” y que “En tiempos en que los políticos hablan de guerra, intimidación y agresión, el nombre de nuestro país, Irán, toma la palabra aquí a través de su gloria, de su rica cultura, que ha pasado por momentos políticos difíciles".
Todos los que subían al escenario estaban atentos al reloj que en cuenta regresiva les anunciaba debía despedirse, incluso Olivia Spencer se apuró y finalmente tuvo que decir adiós antes de que el director de cámaras pasase a otra imagen, detalles que le quitan frescura y algo de imprevisibilidad para una platea con varios miles de personas muy bien vestidas.
El presidente de la Academia paso desapercibido con su minúsculo discurso sin una sola idea que pudiera sintetizar qué es lo que se siente hoy en Hollwyood a partir de la crisis que los azota y ya se nota en el vacío de un cine que es solo envoltorio y que cuando no lo es no logra trascender la medianía, el más de lo mismo, la idea de que los esquemas ya probados pueden y deben repetir respuestas de público.
La pregunta es: si el cine cambia al mismo tiempo que Hollywood solo demuestra tener capacidad de recaudar dinero, la mayor parte de las veces sin calidad, recurriendo a espejitos de colores, que futuro le espera al cine como espectáculo y, en consecuencia, a lo que significan los premios Oscar como aquello máximo a lo que puede aspirar un actor o cineasta?
Nadie hubiera pensado hace cinco o seis años que Kodak sería derribada por los cambios tecnológicos al igual que el protagonista de “El artista”, cae cuando los actores tuvieron que empezar a hablar en cine que dejaba de ser puro gesto, como ocurre en la película de Hazanavicius, un ejemplo que resulta casi paradójico: un film mudo triunfa en un momento en el que todo lo técnico es vendido como lo mejor e incluso aceptado por los más veteranos.
En verdad, la ceremonia de los Oscars del último domingo suena casi como a un grito de auxilio, una forma de llamar la atención parecida a la del personaje de Jean Dujardin cuando prende fuego sus películas, o Méliés en el filme de Scorsese, cuando resignado se esconde en la estación de Montparnasse para vender o reparar juguetes a cuerda.
“Estamos aquí, vengan a rescatarnos”, parecen exclamar con sus actos, un llamado que es más que evidente hacen a los más jóvenes, porque ellos son los auténticos dueños del futuro, los que pueden retomar el camino perdido, recuperar el camino de los sentimientos, de lo genuino que a fin de cuentas no puede ser reemplazado por lo vacío de contenido porque por insistencia termina, inexorabalemente, cansando.
Scorsese , Steven Spielberg (gran olvidado de la noche) y Woody Allen, cada uno a su manera recorren el pasado porque de alguna forma quisieran viajar por el tiempo y poder vivirlo para después recordarlo con un plus de magia, igual que lo hace Hazanavicius, con muchas menos pretensiones, una suma de inocencia que tiene que tener si o si un final feliz, esperanzado, de que a pesar de todo, el futuro es posible.

20 feb 2012

"NO HABRÁ PAZ PARA LOS MALVADOS" SE LLEVO SEIS PREMIOS GOYA

En el Palacio de Congresos Madrid tuvo lugar la ceremonia de los 26º Premios Goya, de la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de España, donde el policial hiperviolento (al menos riguroso) “No habrá paz para los malvados”, de Enrique Urbizu, fue la gran triunfadora al merecer seis de las estatuillas de las que estaba candidateado.
Como mejores películas extranjeras (iberoamericana y europea) fueron elegidas “Un cuento chino”, coproducción entre Argentina y España protagonizada por Ricardo Darín, y “El artista”, de Michel Hazanavicius, coproducción entre Francia y Bélgica, que ya viene de una ola de premios internacionales, entre ellos siete de la Academia de Cine Biriténica (BAFTA).
La velada, con una escenografía que reconstruyó la fachada de un viejo cine madrileño de la Gran Vía (donde ya no quedan cines), probablemente el mejor conocido como El Palacio de la Musica (en reciclaje como centro de espectáculos y conciertos hace cinco años) o ese otro vecino a la estación Callao del Metro, en cuyo subsuelo funcionaba la boite Paxapoga y donde ahora en su totalidad funciona una enorme tienda de ropa contó con la presencia de las grandes figuras del cine hispano delante y detrás de las cámaras como los argentinos Alberto Amman, Ernesto Alterio y Ricardo Darín; Pedro Almodóvar, Antonio Banderas y su esposa Melanie Griffith, Alex de la Iglesia, Salma Hayek, Carlos Saura, Marisa Paredes, Victoria Abril, Luis Tosar y Eduardo Noriega, entre otros. Además de ser elegido como el mejor filme de la cosecha española de 2011, los otros premios recibidos por “No habrá paz para los muertos” fueron para Enrique Urbizu como mejor director, José Coronado como mejor actor protagonista, el mismo Urbizu y Michael Gazambide por su guión original, Paco Blanco por el montaje y Licio Marcos de Oliveira e Ignacio Royo-Villanov por el sonido.
La película de Urbizu comienza un domingo cualquiera, otro más, cuando el inspector de policía Santos Trinidad de camino a casa, ya muy borracho, se ve involucrado en un triple asesinato. Pero hay un testigo que consigue escapar y podría incriminarle. Santos Trinidad inicia la caza del hombre, emprende una investigación destinada a localizar y eliminar al testigo. Mientras tanto la jueza Chacón, encargada de la investigación del triple crimen, avanza meticulosamente en la búsqueda del asesino.Ambos, Santos y Chacón, van a descubrir que nada es lo que parece y lo que empieza siendo un simple caso de tráfico de drogas, desembocará en algo mucho más peligroso.Solo Santos parece ser capaz de impedirlo, siempre que la juez Chacón no consiga detenerle antes a él. Gran desilusión para el director Pedro Almodóvar (la cámara lo evitó luego de la premiación) y su estrella Antonio Banderas, sentado a su lado, ya que “La piel que habito” se llevó sólo cuatro premios:y solo dos de los importantes, a la interpretación femenina para Elena Anaya, y a revelación masculina para Jan Cornet, música para Alberto Iglesias y maquillaje y peluquería para Karmele Soler, David Marti y Manolo Carretero. “La voz dormida”, de Benito Zambrano, un intenso drama acerca de mujeres encarceladas durante los primeros años de la dictadura franquista, también se llevó cuatro premios: María León como actriz revelación, Ana Wagener como actriz de reparto, que dedicó su priemio al ex juez Baltasar Garzón, y canción original por “Nana de la hierbabuena", de Carmen Agedano, entre otros.
El premio a mejor interpretación masculina de reparto fue para Lluis Homar por su trabajo en el film de ciencia ficción “Eva”, donde compone a un robot mayordomo perfecto, producción por la que también fueron consagrados como director debutante Kike Mallo y los responsables de los efectos especiales Arturo Balseiro y Lluis Castells.
El western ambientado en Bolivia “Blackthorn, sin destino”, de Mateo Gil, que incluyó en su equipo técnico a varios argentinos, se llevó cuatro premios: dirección de fotografía para Juan Antonio Ruiz Anchia, dirección de producción para Andrés Santana, dirección artística para Juan Pedro de Gaspar y diseño de vestuario para Clara Bilbao.
“Escuchando al juez Garzón” fue premiado con el Goya a mejor documental de 2011 y, al recibirlo, su directora Isabel Coixet expresó que “hubiera preferido que nunca hubiese tenido que filmar este documental”.
En el rubro guión adaptado, el premio fue para Angel de la Cruz, Ignacio Ferrera, Paco Roca y Rossana Cecchini por el excelente largometraje de dibujos animados “Arrugas”, que dirigió Ferrera, producción que además fue elegida como mejor largometraje de animación.
La lista de premios concluyó con los rubros cortometraje de ficción para “El barco pirata”, de Fernando Trullols; cortometraje documental para “Regreso a Viridiana”, de Pedro González Bermúdez y cortometraje de animación para “Bird Boy”, de Alberto Vázquez y Pedro Rivero.
La puesta en escena fue brillante, con buenas intervenciones humorísticas de AnaEva Hache que en su número de stand up inicial incluyó algunas ácidas consideraciones políticas, diciendo que “Me voy a dirigir a los gobernantes de este país… Señor Sarkozy” y poco después al referirse insistentemente al “nuevo presidente” insinuó que lo estaba haciendo acerca de Mariano Rajoy cuando en verdad lo hacia al nuevo presidente de la Academia de Cine, González Macho. También Hache bromeó apropósito de las películas de tiempos de crisis, dando como ejemplo a “Enterrado” (“Un actor adentro de un cajón con un encendedor”) y propuso ella misma una “Con un osito de peluche dentro de un photomaron (aparatos que se usan para sacar fotos en forma automática instalados en tiendas y shopings), eso si en 3D, que se titulará… “Abaratar”!!!”.
El público lució vestuario de grandes firmas, joyas impactantes y peinados impresionantes; la puesta en escena, luces y cámaras sobresalió, poniéndose a la altura de los mismos Oscar de Hollywood, dando la impresión que para quienes participaban en el evento la crisis europea no existía.
Un número muy gracioso fue el protagonizado por Santiago Segura quien se mostró sobreactuadamente indignado porque su película hipertaquillera Torrente 4 no obtuvo una sola candidatura cuando fue la primera película española “en poner un culo en 3D”, que lo suyo era “de arte y ensayo”, y que “los votantes no la habían entendido”, despidiéndose con un “bueno a seguir con la velada porque yo soy mejor para entregar que para recibir”.
Curioso en la conductora que, antes de los dos últimos premios anunciara que tanto director como película esta vez coincidían, revelando “antes de tiempo”, un secreto escondido en sobres lacrados por una escribanía.Sobre el final, y luego de que don Alex de la Iglesia anunciara el video con los candidatos a mejor dirección hubo en la sala una casi imperceptible irrupción del grupo Anonymous.

Buena noche para el cine español, más allá del juicio a cada una de las películas y el reparto de premios, y para el cine argentino, que estuvo allí con “Un cuento chino”, con Ricardo Darín y la colombiana Angie Cepeda anunciando el premio a la película protagonizada por la estrella de “El secreto de sus ojos”, a quien acompañaron en la escena Pablo Bossi, productor de Pampa Films la productora argentina, y Gerardo Herrero, su socio español de Tornasol, quienes junto a Telefé, respaldaron el film laureado con el Goya.

18 feb 2012

THATCHER, SEGUN LOS INGLESES, UNA VIEJITA QUE MERECE COMPRENSION

El cine británico encara por primera vez la vida de quien fuera su primera ministra, Margaret Thatcher entre 1979 y 1990, en “La dama de hierro”, la película dirigida por Phillyda Lloyd, con Meryl Streep, premiada por este trabajo nada menos que con el Bafta.
La autora de la versión cinematográfica del musical “Mamma Mia!”, de la puesta de la ópera “Macbeth”, de la Royal Opera House y el telefilme “Gloriana”, sobre la reina Isabel I de Inglaterra , debuta en su primer largometraje argumental, en el que también participan Alexandra Roach y Jim Broadbent, entre otros.
La idea de la guionista Abi Morgan, también autora de de la independiente “Shame”, del ascendente Steve McQueen y “Brick Lane”, sobre una joven de Bangladesh que viaja por matrimonio a Londres, era atravesar a Tathcher, desde su presente, a los 87, afectada por demencia senil y enfermedad de Alzeihmer. El personaje encuentra en Streep (y en Alejandra Roach, la joven actriz que la compone hasta su adolescencia) su más ajustada intérprete, incluso por su parecido físico, que solo forzó a la actriz a cubrir su rostro con un importante maquillaje precisamente cuando aparece octogenaria como en la actualidad.
Personaje desagradable para el mundo progresista de la segunda mitad del siglo XX, Thatcher supo como hacerse odiar, primero en la cámara, a finales de la década del 70, y como primera ministro, periodo en el que enfrentó crisis con recesión, a consecuencia de su política conservadora, y tomó las riendas de la Guerra de Malvinas.
Las primeras imágenes la muestran perdida en el Londres de hoy, atrapada en una soledad desesperanzada, con medicaciones que la mantienen mínimamente a flote y una actividad limitada a comer y dormir que se confunde con sus propias pesadillas donde pasado y presente terminan superponiéndose.
Venta de bienes del Estado, enfrentamientos con los sindicatos y en general con cualquier reclamo, generando altísimo niveles de desocupación, caracterizan esta etapa en la que el mundo descubrió una impresionante frialdad para las políticas recesivas y retrógradas, incluso un enfrentamiento bélico con la Argentina.
Lloyd echa mano a tres sucesos claves de su historia: ser la primera mujer en su tiempo y seguramente una de las pocas desde entonces, en enfrentar un papel dentro de la política parlamentaria en su país reservado a los hombres, y hacerlo hasta las últimas consecuencias, como se verá durante su gestión. El segundo tema, es mostrarla como poseedora de un conocimiento más intuitivo que productor de su preparación para los diferentes momentos en que su imagen se recortó del resto de sus pares, y como su condición de mujer fue oportuna para los conservadores, a la hora de enfrentar a su rivales y aplicar medidas muy criticadas.
El tercero es la Guerra de Malvinas, según ella “producto de un gobierno fascista en la Argentina”, y a la vez muy oportuna para poder tapar con su victoria, la crisis interna y permitir a sus seguidores fanfarronear y de paso recuperar la fuerza perdida en el frente de combate interno.
Frente a militares asustados que observan la maqueta del posible campo de operaciones, preocupados por los misiles Exocet que suponían sus enemigos tenían en cantidad, las tácticas envolventes, la distancia y el frío del sur, Thatcher toma el mando y en decidida, como escarmiento, ordena hundir el crucero General Belgrano.
La escena, si bien puede haber tenido algún parecido, recuerda aquel sketch de Alberto Olmedo y “los generales”, con una gran mesa-mapa, cubierta de naves en miniatura cada una con su respectiva banderita , observada por la plana mayor de las fuerzas británicas, confundidas por un suceso que no estaba en sus planes.
La escena ocurre inmediatamente después de aquella en la que el secretario de estado norteamericano Alexander Haig, enviado por Ronald Reagan, intenta convencerla de no preocuparse por esas islas, idea a la que Thatcher responde con ira “No pensaban así respecto a Hawaii cuando Japón las atacó en 1941”.
El resto de la película no aclara demasiado muchas cosas respecto a Thatcher y es probable que el público inglés pueda concluir cuales son los aspectos pasados por alto más importantes, y porqué la película no es otra cosa que un resumen más ficción que verdad acerca de su personaje principal
Y La dama de hierro termina así siendo en extremo parecida a J. Edgar, una reducción del personaje histórico, con todas sus implicancias, a un personaje mucho más pobre y pequeño, en el que su costado humano tiene igual peso que el político y por eso mismo “entendible” y “aceptable”, al límite de la redención.
Para los argentinos, la figura de Thatcher tiene un significante muy particular porque es ella quien tuvo a su cargo la respuesta a la sorpresiva y breve recuperación de las Islas Malvinas, una postura que, se sabe, incluyó otras respuestas que el film no quiso o no se atrevió a incluir, y que hubiesen definido algo más al personaje.
Después de Malvinas, el film se cae, sin tener en cuenta que fue lo que ocurrió en los siete años siguientes, salvo el momento en que su propio partido la consideró descartable y remplazable, idea que es apoyada por un guión que la muestra más preocupada por cosas mucho más frívolas que la alta política.
En los aspectos cinematográficos, y como “J. Edgar”, “La dama de hierro” es al genero biográfico lo que define como “de manual”, un estilo ya muy transitado tanto por el cine como por la televisión, incluso con mejor fortuna, y esto evidencia que al cine industrial no solo le faltan historias sino, además, talento para contarlas bien.
Es obvio que Streep llega al máximo de interpretación que podía aportar al personaje, sujeto a un guión muy limitado, más atento y en todo caso revelador cuando le toca enfrentar a la juventud del personaje de marras (interpretado con infrecuente compromiso y precisión por Roach), que cuando adulta, incluso anciana.
Frente a esta tendencia de guiones redentores con personajes que han significado retrocesos en las libertades o en los procesos de inclusión y en consecuencia de progreso, no está demás reflexionar acerca de que ni la vejez ni la muerte redimen a los responsables de esas decisiones, no sea cosa de seguir cambiando la historia.