9 feb 2011

Estrenos del 10-02-2011

EL RITO, DE MIKAEL HALFSTRÖM (EE.UU./2011)
Jajajaja. Que risa da ver a Anthony Hopkins, que es capaz de hacer de Buda, Lenin y Trotszky o Perón porque alguien le dio el brevet de actor-bueno-para-todo después de hacer super-asesino-serial, esta vez de cura exorcista!! Y qué estúpidas parecen sus declaraciones después de haberlo visto en este mamarracho que, con actores desconocidos podría haber sido uno de tantas películas ridículas que suelen engrosar las grillas del cable. Increíble que haya quien pueda pagar el precio de la entrada para verla

TEMPLE DE ACERO, DE ETHAN Y JOEL COEN (EE.UU./2010)
Los hermanos Cohen van completando, poco a poco, el cartón de lotería que les permitirá consagrarse como autores completos. Por ahora solo les faltan el género bélico, el musical y el infantil. La apuesta por el western es buena y si bien no es a pleno, sino a columna o docena (en términos de ruleta), la devolución no es menos interesante. La historia de la adolescente dispuesta a vengar la muerte de su padre, sea con un alguacil ebrio en decadencia o con un ranger texano, que también lo busca, resulta oportuna pero en ningún caso tan brillante como las de El hombre que nunca estuvo o la siguiente, Un hombre honesto. Cine de género (western), Temple de acero es poco más que un entretenimiento convencional, eso si, muy bien actuado, iluminado, encuadrado y hasta musicalizado por Carter Burwell. Vale, pero hasta ahí nomás. Importantes los trabajos de Hailee Steinfield, Matt Damon, Jeff Bridges y Josh Brolin.

EL DISCURSO DEL REY, DE TOM HOOPER (GRAN BRETAÑA/2010)
En El discurso del rey, Tom Hooper propone, con pulcro lenguaje escolar, la historia de un rey que, afectado desde niño en su dicción (es tartamudo), descubre cuando adulto la influencia de la castración familiar y logra superarla cuando, frente al micrófono que lo conectará con sus conciudadanos, se lanza a arengarlos con un conmovedor relato que explica porqué el Imperio Británico le declaraba la guerra a Adolf Hitler. Si bien el lenguaje cinematográfico es similar al de La película de los martes, de Hallmark, los trabajos, de Colin Firth como el monarca, Geoffrey Rush como el supuesto foniatra que puede salvar la carrera del monarca y Helena Bonham-Carter. Los mejores trabajos para una película que como toda biopic, tiene algo de verdad y mucho de fantasía épica. Así y todo, es seguro que se lleve unos cuantos de los buenos Oscars a los que fue candidateada. Algunos como el de Firth, será muy bienvenido.

HACERME FERIANTE, DE JULIAN D'ANGIOLILLO (ARGENTINA/2010)
Hacerme feriante es un documental fuera de lo común en principio por lo que muestra: una feria, la del Paseo de Compras Punta Mogote y las vecinas –la boliviana Urkupiña y Ocean- dedicadas a la venta de productos principalmente truchos, vestimenta, calzado y algunas cosas más, que se venden a precios bastante ridículo y en segundo lugar por cómo lo hace. En este aspecto, si bien hay algunas idas y venidas, la elección de una cámara que se limita a registrar sin aporte de opinión alguna, salvo la de la misma imagen, y la idea de ser uno más entre los que venden en los puestitos o los que caminan cargados de bolsas y a toda velocidad por pasillos, resulta un hallazgo muy válido. D’Angiolillo no juzga, expone, para que las conclusiones, las que fueren, las saque el público.

El juez Baltasar Garzon en la Berlinale

Hace una semana, Baltasar Garzón logró esquivar un atentado contra su vida. Ahora, nuevamente, será protagonista de un hecho muy importante, pero que tiene que ver con el cine.
El 18 de diciembre, en Madrid, se reunieron la directora Isabel Coixet, el escritor Manuel Rivas y el juez Baltasar Garzón, con una meta: grabar una entrevista al ex-juez de la Audiencia Nacional, una de las personalidades públicas que ha desatado polémicas a raíz de denuncias de prevaricato por parte de grupos de derechas, incluidos los seguidores del viejo regimen franquista. Así grabaron seis horas en las que la cineasta repasa la trayectoria del juez Garzón que intentaba llevar al banquillo de los acusados, finalmente y a casi medio siglo de sus crímenes de lesa humanidad, al franquismo.
Con Manuel Rivas como interlocutor, el reputado juez, incluso en la Argentina por su ardorosa defensa de los derechos humanos pero a la vez denostado por el fascismo y sus herederos, se posiciona de cara a temas en los que está seguro tiene mucho por hacer, como las especulaciones e intereses que hay sobre su persona, el concepto de justicia universal, los conflictos históricos que hay en España o la corrupción institucional, algunos de los temas que trata el documental de Coixet, que seguramente dentro de poco tiempo circulará por la web. Desde el mes de julio, la directora catalana acariciaba la idea de contar en imágenes la puja que se desató a partir de la suspensión cautelar de Garzón en sus funciones como juez de la Audiencia Nacional por una querella por prevaricación al declararse competente en la investigación de los crímenes de la Guerra Civil y el franquismo. “Tengo una gran indignación. No puedo explicarlo con palabras”, aseguro la directora de La vida secreta de las palabras al juez Garzón en un primer encuentro, antes de iniciar la producción del documental.
El resultado está listo. Se trata de una hora y media de la que el propio juez ha dado su visto bueno. Escuchando al juez Garzón se verá por primera vez esta semana en la Berlinale, en la sección Eventos Especiales. Su estreno en España aún está por confirmarse.

8 feb 2011

2011: Un año con un centenar de propuestas

2011 será un año tan o más prolífico que 2010 y sus 114 estrenos nacionales, record en la historia del cine argentino. Si bien hay todavía incertidumbre con respecto a las fechas y lugares de estreno, estas y seguramente muchos más títulos (por ejemplo todos los que aparecerán en coincidencia con el próximo Bafici), esta es una apóximación a una industria incipiente que necesita seguir construyendo las bases sólidas que se han venido consolidando en la última década, más allá de las idas y venidas del país. La lista promete. Y los trailers también.
1. 2 de noviembre, día de los muertos – Ezio Massa
2. 555 - Gustavo Giannini (05/05)
3. A la deriva - Pepe Salvia
4. Aballay, el hombre sin miedo - Fernando Spiner (28/04)

5. Agustina 1841 (Polvo y espanto) - Anibal Uset
6. All In - Daniel Burman (08/12)
7. Antes del verano - Santiago Giralt
8. Arroz con leche - Jorge Polaco
9. Ausencias - Milagros Mumenthaler
10. Ausente – Marco Berger
11. Caídos del mapa - Daniel De Felippo
12. Caño dorado - Eduardo Pinto
13. Cara sucia - Gastón Gularte
14. Carne de neón - Paco Cabezas (03/11)

15. Cerro Bayo - Victoria Galardi

16. Civiles y Militares S.S. - Miguel Rodríguez Arias
17. Conversos - Matilde Michanie
18. Corner - Luis Ziembrowski
19. Cruzadas - Diego Rafecas (21/04)
20. De caravana - Rosendo Ruiz

21. Delirium Argentinum - Carlos Kaimakamian
22. D-Humanos - Mariana Arruti, Carlos Echeverria, Carmen Guarini y otros.
23. Domingo de ramos - José Glusman
24. Dormir al sol - Alejandro Chomsky (24/03)
25. El abismo, todavía estamos - Pablo Yotich
26. El agua del fin del mundo – Paula Siero

27. El ardor - Pablo Fendrik
28. El camino del vino - Nicolás Carreras

29. El cielo elegido - Víctor González
30. El derrotado - Javier Torre (14/04)
31. El fin del Potemkin - Misael Bustos
32. El gato desaparece - Carlos Sorin
33. El invierno de los raros - Rodrigo Guerrero

34. El ojo del tiburón - Alejo Hoijman
35. El pozo - Rodolfo Carnevale
36. El último Elvis – Armando Victor Bó
37. En el futuro - Mauro Andrizzi

38. Final de juego – David Marques (07/07)
39. Estela - Nicolas Gil Lavedra
40. Familia para armar - Eduardo González Amer (17/03)

41. Fase 7 - Nicolás Goldbart (03/03)

42. El Fausto criollo - Fernando Birri
43. El gato desaparece – Carlos Sorín (12/05)
44. El extranjero – Damián Szifrón (25/08)
45. Gricel Jorge - Leandro Colas
46. Güelcom - Yago Blanco (04/08)

47. Hermanos de la sangre - Daniel de la Vega
48. Historias de Cronopios y de Famas - Julio Ludueña
49. Huellas del agua - Boy Olmi
50. Industria argentina - Ricardo Díaz Iacoponi
51. Infancia clandestina/Chocolate con maní – Benjamín Avila
52. Juntos para siempre - Pablo Solarz
53. Kindergarten - Jorge Polaco
54. La mala verdad - Miguel Angel Rocca

55. La memoria del muerto - Javier Diment
56. Hermanitos del fin del mundo – Julio Midu (14/07)
57. La patria equivocada - Carlos Galettini (24/05)

58. La revolución es un sueño eterno - Nemesio Juárez
59. La sublevación - Jerome Boivin
60. La última mirada - Víctor Jorge Ruiz
61. La vida nueva - Santiago Palavecino
62. Las aventuras de Nahuel – Alejandro Malowicki
63. Las mujeres llegan tarde - Marcela Balza
64. La plegaria del vidente – Gonzalo Calzada
65. Las viudas - Marcos Carnevale (11/08)
66. Los elegidos - Rodolfo Mórtola
67. Los Marziano - Ana Katz (14/04)

68. Lucho y Ramos - Leonardo Calderón

69. Medianeras - Gustavo Taretto (19/05)
70. Mi primera boda Ariel Wynograd (18/08)
71. Mia - Javier Van de Couter (03/03)
72. Mundo Caito - Guillermo Pfenning
73. No me abandones vida - Norma Angeleri
74. Norberto apenas tarde - Daniel Hendler

75. Orillas - Pablo Cesar

76. Otros silencios - Santiago Amigorena
77. Paisajes devorados - Eliseo Subiela
78. Penumbra - Adrián y Ramiro García Bogliano
79. Pizza - Raúl Manrupe
80. Pompeya - Tamae Garateguy
81. Por un tiempo - Gustavo Garzón y Pablo Ratto
82. Querida voy a comprar cigarrillos y vuelvo Cohn-Duprat (05/05)
83. Rambleras – Daniela Esperanza
84. Rehén de ilusiones - Eliseo Subiela

85. Revolución. El cruce de los Andes - Leandro Ipiña (07/04)
86. Road - July - Gaspar Gomez

87. Rotas cadenas - Miguel Rodriguez Arias
88. Secuestro y muerte - Rafael Filippelli
89. Selkirk, el verdadero Robinson Crusoe – Walter Tournier

90. Solos en la ciudad – Diego Corsini (13/10)
91. Sueñero - Pablo Baur
92. Tenemos que hablar - Verónica Chen
93. Tiempo muerto - Ivan y B. Tokman
94. Tierra adentro – Ulises de la Orden
95. Tierra sublevada: Oro negro - Fernando Solanas
96. Todos tenemos un plan - Ana Pitterbarg (15/09)
97. Topos - Emiliano Romano
98. Tras la pantalla - Marcos Martínez
99. Una casa para siempre - Guillermo Constanzo

100. Un cuento chino - Sebastián Borensztein (24/03)

101. Un mundo misterioso - Rodrigo Moreno
102. Una mujer sucede - Hernán Findling
103. Uno - Dieguillo Fernández
104. Vaquero - Juan Minujin (22/09)
105. Verano maldito - Luis Ortega
106. Waissman Eduardo Montes Bradley


Otras películas que se vienen: Wakolda, de Lucía Puezo (actualmente negocia en Berlín una posible coproducción), tendrá entre sus figuras a Natalia Oreiro, quien también será protagonista de Mala, de Israel Caetano, hacia fin de año. Otro que filmará producido por Luis Puenzo, será Pablo Fendrik, que concretará El ardor, acerca de un pirómano. Fendrik tiene entre manos un proyecto con guión de Lucía Puenzo, también respaldado por Historias Cinematográficas (la productora del director de La historia oficial), que también respaldará Toxic Planet, de Gianfranco Quattrini (Bosques, con José Celestino Campusano. Otro cineasta que volverá será Gustavo Fontan, que ya anticipó comenzará la preproducción de El limonero real, de acuerdo al relato de Juan José Saer.

7 feb 2011

Gustavo Fontán filmará El limonero real, de Juan José Saer

Una muy buena noticia. El director de esas excelentes películas tituladas El árbol, La orilla que se abisma, La madre y Elegía de abril ha conseguido los derechos para llevar al cine El limonero real, uno de los más importantes libros de Juan José Saer. El relato (que le hubiese encantado filmar a Nicolás Sarquís, que fuera amigo del escritor), tiene ahora quien lo dirija.
Ayer, lunes, recíbí un mail con este texto:
"Quiero contarles que acabo de recibir la autorización para adaptar una novela amada, enorme, bellamente dolorosa: El limonero real, de Juan José Saer.
Durante mucho tiempo la vida de estos personajes me rondó, me asedió, y por el inmenso valor de la obra siento una enorme responsabilidad. También, claro, una gran alegría.
Dijo alguna vez Juan José Saer: “Escribir es sondear y reunir briznas o astillas de experiencia y de memoria para armar una imagen”. Trataremos de hacer nuestras estas palabras. También el interrogante que subyace en ellas: ¿cómo acceder a lo real y expresarlo? Con la humildad necesaria, trataremos de haces nuestra la novela: sus personajes y su ámbito, sus sonidos y sus texturas, sus fragilidades y sus cuerpos."

4 feb 2011

Natalia Oreiro, Ernesto Alterio y Benjamín Avila reunidos en busca de la memoria

Burzaco. Es la casa que en la ficción, tomada de la propia experiencia de vida del cineasta recordado por su documental Nietos, identidad y memoria, viven Daniel (el uruguayo Cesar Troncoso), Charo (Natalia Oreiro) y su hijo Juan, en realidad Ernesto, y adónde habitualmente se lo ve a Beto, hermano de Daniel. Allí se vive el miedo a flor de piel, porque existe un vínculo muy fuerte con la militancia y la acción directa, porque hay armas y porque todos tienen los nombres cambiados. En medio de esa clandestinidad, un chico de 12 años trata de vivir su paso de la infancia a la adolescencia como si nada estuviese ocurriendo, y todos tratan de ser felices porque, al fin y al cabo, es a eso lo que apunta su lucha. Avila es hijo de madre desaparecida secuestrada con un niño que por largo tiempo fue buscado por las Abuelas de la Plaza de mayo hasta su final descubrimiento, y la última pareja de su madre había sido uno de los jefes de Montoneros, también muerto hacia finales de la década del 70. A partir de esta historia, que llevó a guión con Marcelo Müller, Avila salió a pelear una ficción que primero fue reconocida en el Festival de la Habana de 2009, reconocida allí con un Coral a guión inédito. Después, en su búsqueda de respaldo encontró a Luis Puenzo, que convirtió a su productora en socia, y así con un poco de aquí y un poco de allí, con la entrada en el reparto de Natalia Oreiro, Ernesto Alterio y el uruguayo Cesar Troncoso (el mismo de El baño del Papa, Buen día para pescar y Ernesto apenas tarde), además de Cristina Banegas, comenzó el rodaje que culminará en aproximadamente cinco semanas m{as. Tras la partida de Alterio que vuelve a España para iniciar el 28 una nueva película con Emilio Martínez Lázaro en la que, nos dijo, interpretará a un payaso al que las cosas no le van para nada bien.
Oreiro, Alterio y Avila se sienten en la mesa de un trailer con buena refrigeración y hablan de la película que los reúne.
- (A Alterio) ¿Cómo llegaste al film de Avila?
E.A.: Estaba filmando la vida de los jueves y a través de Paula Hernández, con quien hice Lluvia, conocí a Benjamin. Me habló del proyecto y me interesó de entrada. Hace dos años que se viene armando, una historia muy personal de Benjamín. En un principio fue este el personaje elegido para mi, después fue variando pero al final quedo este y es el que me gusto de entrada. En un momento era el Daniel, pero volvió a ser este. Con benjamín tuvimos entrevistas en Madrid y finalmente, cuando entró Puenzo en la producción nos pusimos de acuerdo definitivamente.
-¿Te interesó la idea de viajar por el tiempo hasta 1979?
E.A.: Volver a otro tiempo era uno de los atractivos de la historia. Poner el cuerpo en una época que viví pero en otras circunstancias, de lejos porque entonces tenía cinco años, y con mi familia ya nos habíamos ido a España en el 74
N.O.: -Para mi es algo más nuevo todavía porque yo nací en aquel año
-Estos papeles son, para ustedes, particularmente comprometidos…
N.O.: -En cada elección de trabajo busco el compromiso, es lo más honesto que uno puede hacer cuando quiere contar una historia. En todos los géneros el cine habla de compromiso de trabajar durante dos meses con un equipo enorme en la filmación. Nosotros estuvimos ensayando durante mucho tiempo algo que la gente solo verá en un rato, y eso habla de mucho amor. Y al ser como en este caso la historia del director habla de una emotividad superior, y para nosotros es tener un referente continuo.
-El conoce los hechos reales que la sustentan…
N.O.: -Hay cosas que no entiendo de la historia y encuentro en Benjamín un espejo, el me puede decir claramente lo que necesita, qué era lo que estaba pasando, porque uno tiene muchas preguntas sobre todo cuando cuenta parte de una historia que sucedió y lo que le pasa a estos personajes, con muchas convicciones pero al mismo tiempo muchas contradicciones para interpretar. Pero para llegar a entenderlas hay que investigar mucho, vimos mucho material, durante meses…
E.A.: -Una parte importante del trabajo en esta película tuvo que ver con ubicarse en esa época, desprendernos de todo lo que se sabe, todo lo que supo que pasó, desprejuiciarse de todo eso y meterse realmente ahí, en esa época…
N.O.: -Históricamente…
E.A.-...Como dice Natalia, en cada trabajo uno lo pone todo. En mi caso trato de que el compromiso sea el máximo, con mi profesión y mi arte. Y en este caso también tenía esta cosa particular de desprenderme de lo que sabía para ubicarme realmente ahí. Y está siendo divertido…
N.O.-Suena raro, porque uno cree que es una historia muy dura, pero en realidad también es muy amorosa
-La idea parece desacralizar hechos conmovedores reconstruidos por una memoria en fragmentos pequeños, como los de un rompecabezas… de la sordidez pasar a algo más respirable, aunque siga siendo duro, como lo es la vida cotidiana…
N.O.: --Esa gente estaba clandestina, quizás otras familias podían salir a la calle, lo cual no garantizaba absolutamente nada. Dentro de su casa son una familia con un nombre y fuera son la misma familia pero con otra realidad y eso para un niño de doce años es muy condicionante. Una familia que vivía con muchísimo miedo paro al mismo tiempo la alegría, la fiesta, el amor, porque en definitiva lo que estaban haciendo era para tener más de eso, un futuro mejor para Juan, que es el protagonista, el que cuenta la historia. Me parece que lo interesante de la visión del director sobre esta película es que se cuenta desde el hijo y desde el nieto. Muchas veces se ve la historia contada desde los mismos protagonistas que generaron la historia pero en este caso esta contado desde la mirada de este niño que está viviendo de esta forma, clandestinamente pero enamorándose , como cualquier otro chico pero con dos nombres y dos realidades
-Personajes que tratan de responder una pregunta común que se hace mucha gente acerca de cómo fueron los militantes de la acción directa…
B.A.:-Generalmente hay una mirada externa, desde la acción y no de la parte humana de lo que vivían cotidianamente, como si solo hubiesen sido una parte de ellos. Se habla de la militancia como que siempre es un camino a la muerte, cuando en realidad no lo es, sino un camino hacia la felicidad y la muerte es parte del camino
N.O.: -El miedo es parte de esa vida, pero eso no te imposibilita enamorarte
-¿Cómo les resulta caminar y hacer equilibrio por este filo?
N.O. -Es muy rico, alucinante, para mi esta siendo una experiencia muy movilizadora, pero por sobre todas las cosas la posibilidad de tener un referente tan tangible como el director porque es fundamental porque uno llega a comprender, a situarse en una realidad, independientemente si uno lo acepta o no. Creo que lo interesante es saber cómo pensaban, las cosas que hacían, pasar de lo más duro a lo más sensible en el mismo instante que está sucediendo, cómo tenían ese espacio, ese tiempo…

-¿Cómo es tu relación con Natalia, Ernesto, Cesar y los chicos?
B.A.: -Me fui dando cuenta del mundo que les estaba entregando, el mundo cotidiano, con ese bagaje histórico de mi propia vida, vivencias, de gente cercana, de cuando me empezaba a dar cuenta de ese universo cuando ellos lo escuchaban, y me empezaba a dar cuenta de cómo es realmente ese universo ese universo cuando ellos no lo entendían y empezaban a hacerme preguntas que tenían que ver con algo más primario… creo que el proceso que hicimos en los últimos meses fue muy rico, porque ellos empezaron a entender a los personajes, a no juzgarlos porque había algo inevitable de todo eso. Para mi volver a explicar los porqués era repensar y replantear un montón de escenas, muchas cosas del texto. -Vos necesitabas tomar más distancia de tus propios fantasmas y ellos necesitaban acercarse…
N.O.: -Hay mucha sensibilidad en el rodaje, vos te das cuenta, se nota y cuando se termina cada toma hay como un silencio y ves en los ojos de tus compañeros una movilización que no es cotidiana, mucho respeto a lo que se está contando y al trabajo del otro, mucho compañerismo.
-¿Esta era tu idea de debut en la ficción?
B:A.: -Siempre pensé como primera ficción en algo más liviano para después llegar a esta historia.
-Una ficción hasta cierto punto…
B.A.: -Es ficción. Cuando empezamos a hacer el guión hace cuatro años, el trabajo más fuerte que tuve que hacer con Marcelo, a quien busque para que me ayudara a transitarlo desde afuera, porque sino me enredaba solo, con él fue un tramo largo y bueno porque me empecé a distanciar y ver la historia como historia y no como algo tan biográfico, correrlo de mi propia literalidad y llevarlo a una historia que tiene personajes ricos, distintos a la historia original. En la película pasan muchas cosas que no pasaron por la realidad… Por ejemplo el personaje que hace Ernesto en realidad no existió, es casi como una necesidad, haber tenido a alguien así, o María, la nena de la que Juan se enamora, era como necesario recrear esos dos mundos. La creación del mundo de Ernesto fue lo más fácil para mi porque está inventado. Lo más complejo fue el de Juan que parte referenciaba y que parte no.
-Una fuerte carga emotiva..? B.A.: -El otro día teníamos que hacer un primer plano muy intenso del nene, me gusta mucho trabajar con ellos pero también hay que construirlos, y le dije a Natalia que le gritara y que le diera como una tensión muy fuerte, él no tenía que mirarla, solo mirar el fuego. Ella empezó y lo que pasó fue que me atravesó a mí, y entonces lloré. Todos estábamos más o menos llorando
-Y eso no fue ficción…
B.A.: -Eso no fue ficción
-Pero no se ve en la película porque fue detrás de cámara…
B.A.:-No va a quedar lo que pasó pero si el espíritu…
(todos coinciden en hacer igual gesto de aprobación)
N.O.: -Cuando uno cuenta algo ajeno, como mirando documentales o escuchando lo que le ocurrió a otro, escuchando grabaciones, leyendo, quizás no sea parte de uno aunque finalmente lo sea. Empecé a reconocer cosas de mi personaje en otros personajes que no eran la madre. Claramente es una ficción y uno se pone el traje. Trabaja al servicio de la película, pero cuál es la línea que separa eso de lo otro. Es tan finita que sobre todo en los ensayos terminaba muy movilizada. Llegaba a mi casa muy movilizada y quedaba en loop, hablaba todo el tiempo de lo mismo… replantee muchas cosas, me hizo investigar cosas que de pronto no tienen que ver con la película sino como realidad, lo que pasó allá en Uruguay, preguntarle a mi tía, buscar referencias. La línea si, está, porque sino todos los actores tendríamos un problema, pero en esta película el enganche era, sobre todo en los ensayos, muy fuerte.
-Al final todos terminamos buscando lo mismo en lo cercano…
E.A.: -Para transmitir uno tiene que atravesar ciertas cosas, y empezar a poner tu cuerpo ahí, y te va a pasar algo, y uno también se lee a uno mismo, y a mi me hizo revisar mi propia historia, como me pasa con todos los personajes pero con este más, porque también es cercana, tiene que ver con mi historia, y me hacía asociar a cosas de mi infancia. -La relación que existe entre esta película y La historia oficial, en la que estuvo tu papá…
E.A.:Hay algo que me empieza a pasar ahora, sentir que encajo acá. Es muy raro… yo, que me crié en otro lugar… Es como que yo estoy haciendo de mis padres, es como correrse de generación. Entonces mi abuelo es mi papá, y yo ocupo el lugar de mi padre. Es muy interesante. Esa generación te ayuda a comprender mucho. También me tengo que desprender mucho de algo que me da mucha pena, en relación a todo lo que pasó, mucha tristeza sacarme eso para poder ubicarme realmente en el lugar, pensando que había ciertas cosas que todavía pueden ser posibles, ubicarme en un lugar de tener una fe profunda…
N.O.: -Creer en algo…
E.A.: …Y eso es una pena que se haya perdido…
B.A.: Hoy volvemos a vivir una época en la que la gente joven vuelve a tener fe. Lo pongo en términos de fe, palabra que me gusta más que creer, que tiene como más profundidad. La de los 90 fue una década muy fuerte y mala, porque la sensación de la fe perdida era una sensación tangible todos los días, Era imposible imaginar lo que está sucediendo ahora. Yo pensaba que la generación de nuestros viejos fue la última con fe en algo, genuina, la fe tomada como un hecho tan vital que no te hace poder ver las cosas de otra manera de que esto es así, que se puede y se va a hacer, movilizar todo tu cuerpo y todas tus acciones, porque todo está en función de esa fe, constantemente…
N.O.: -Se alejaban del egoísmo porque lo que hacían era por el bien del otro, lo que viví en mi adolescencia en la década del 90 fue el individualismo de pensar en uno, el sálvese quien pueda. Yo estoy bien y que el resto del mundo explote.
-Mucha gente no quiere entender a estos personajes…
B.A.: -Era tan fuerte la referencia de la fe que claramente el que no podía continuar con ese lugar veía al resto como loco. Fue gente muy vital y uno lo puede comprobar a través de su ausencia, lo que ha hecho que recién treinta años después se empiece a recomponer esa fe. Una generación mucho más rica y movilizadora que las generaciones anteriores, porque venía a transformar en serio y estaban muy preparados. No eran personas inocentes, en la película lo planteamos, de que no son simplemente unos pobres pibes que luchan por el boleto estudiantil, sino tipos que estaban realmente comprometidos con su vida, con la fe y la felicidad. Yo siempre digo que para mi la felicidad es tener esa fe, no es sonreír y estar bien, bien por estar en estado de gracia de creencia absoluta de que esto es algo que puede pasar y es lo único que te moviliza tan profundamente que no hay otro modo de ver la vida. Las palabras que te estoy diciendo no llegan a completar el concepto. Un poco despegarme del hoy para construir el presente.
N.O.: -Hoy, claramente, el camino sería otro.
-No se puede descontextualizar…
B.A..: Es lo que primero te sucede. Uno lo analiza desde la coyuntura de hoy y es inviable, pero uno tiene que trasladarse a ese momento como para entender que el camino que ellos eligieron era el que estaban convencidos que tenía que transitarse. Hoy esa misma gente, no elegiría el mismo camino, si desde la creencias, desde lo ideológico. Las metas siguen siendo las mismas y el accionar otro…
E.A.: Lo lindo de ser actor es que te posibilita agarrar un arma (dice con una sonrisa que parece de broma)
N.O.: -Por lo menos en la película…
E.A.: Claro… en la película. Odio las armas.
B.A.: -Si los juzgamos es inevitable despegarnos del presente
N.O.: -Claramente no funcionó. Hay algo de error en el accionar que hoy uno no entiende que ese haya sido el camino.
-Eso es lo mas difícil de entender, quizás buscando el costado humano es posible entenderlos mejor.
B.A.: -Si uno aborda lo humano el diálogo se abre, si uno aborda lo político el diálogo se cierra. Siempre es así. M e pasó también con Nietos. Tuve discusiones con gente que si hubiésemos hablado desde otro lugar no hubiesen ocurrido. Es un camino mucho más sano para nuestra generación y para las que vienen poder identificarse en el otro desde lo humano y respetar que el otro tiene otro pensamiento. Podemos hacerlo hoy, pero en aquella época se mataban y había una cuestión donde el camino era otro. Hoy el camino del factor humano es clave y de algún modo en esta época se esta sintiendo mucho todo eso. Se siente mucho en los jóvenes, que por primera vez están volviendo a identificarse en el otro, palabra ausente en los 90.
-Se necesitan un par de generaciones para volver a recomponer la cosa
B.A.: Exactamente.

Las imágenes que acompañan a las fotografías de rodaje son parte de los estudios para el film Infancia clandestina, hechos por Andy Riva

Cine y pirateria (o cómo comenzar la polémica)

Es muy loco leer en los grandes medios como cualquiera que toca de oído puede tomar postura acerca de cuestiones que merecen un poco más de análisis
Históricamente se dieron diferentes momentos de la distribución en la Argentina. Hasta finales de la década del 60, nuestro país era vagón de coda de los grandes estrenos internacionales. Esto quiere decir que las películas de las majors primero se veían en Estados Unidos y Europa, y después aquí. Las bromas eran recurrentes respecto a lo tarde que se estrenaban algunas películas y de lo “viejos que ya estaban los actores” a la hora del estreno. Es más todavía está fresco el recuerdo de cuando tras muchos cabildeos, la censura autorizó La naranja mecánica en octubre, y la distribuidora dispuso estrenarla el 1° de enero, fecha que se consideraba fuerte. Error: se dio tiempo a un cambio en el entonces vigente Ente de Calificación y la película fue nuevamente prohibida, ya que su director, Stanley Kubrick no autorizaba las cortes que el organismo requería. Y fue así que la película quedó en la oscuridad por una década. Sin embargo, era más frecuente que los sellos independientes estrenaran títulos incluso difíciles o simplemente de clase “B”. Por ejemplo, llegaban a salas las películas de Antonioni, Bergman, Fellini, Kurosawa y hasta los western spaghetti. ¿Porqué? Porque existía otra cultura cinematográfica y había lugar en las 1900 salas que existían en todo el país frente a la 800 o 900 que hoy funcionan más o menos con regularidad, y que esas salas tenían un promedio de 600 localidades cada una. En la actualidad de habla del crecimiento de salas, pero no se aclara demasiado en cuanto al crecimiento de la cantidad de butacas, con su veintena de salas, con alrededor de 15.000 butacas, el tramo de Lavalle que va de Florida a Carlos Pellegrini que se conoció como “la calle de los cines”, podía de funcionar a pleno, reunir de jueves a domingo hasta 250.000 personas. Los sábados por la noche Lavalle era un mar de gente. No miento, era una verdadera marea humana, y era muy difícil encontrar una mesa en las muchas pizzerías que existían cuando el fast food apenas se conocía porque aparecía en las películas norteamericanas. Las salas tenían un perfil que las identificaba. Por ejemplo, el Luxor, el Ocean, el Ambassador, el Monumental y el Iguazú eran para los estrenos digamos importantes, el Select Lavalle para programas dobles de buenas películas, no obstante a veces caían allí las de karatecas o pura acción; el Electric también estaba reservado a los programas incluso triples, mientras que el Arizona y el París alternaban películas con sexo, en realidad lo que entonces permitía la censura, las de karate y allí si los western spaghetti. El Trocadero solía estrenar los films de Isabel Sarli, mientras que el cine nacional podía verse en el Hindú, y como los mejores estrenos americanos, en el Atlas. El Normandié, caía un poco de nivel, y el Paramount era un clásico popular de la trasnoche de sábado. Al Real iba solo el cine infantil, así como al Suipacha programas dobles de buenas reposiciones. Al Biarritz o al Cinema Uno, podía ir autores, por ejemplo los mencionados Fellini y Bertolucci, de quien allí se estreno, por solo dos o tres días, Ultimo tango en París. Lo que iba al Sarmiento iba también al Callao, y lo que iba al Paramount, generalmente iba al Libertador. Tanto el Gran Rex como el Opera se reservaban para las grandes ligas, mientras que en el Plaza, se podía ver cualquier cosa. Allí por ejemplo se estrenó Adiós Sui Generis, cuando nadie quería estrenarla (jajajajaja) y se repuso en copia nueva La residencia, de Chicho Ibáñez Serrador. Los cines Lorraine (finalmente Lorena), Loire, Losuar y Lorange, eran salas de cine de arte que, a veces incluían films que salían por majors, como La conversación de Coppola.
Eso no existe más. No hay más un sello de identidad que determine qué es lo que se ve en cada sala. Todos los complejos son parecidos, toda la operativa es la misma, e incluso las películas todas se parecen, como la comida en los fast food. Cómo puede escapar el espectador de tanto de lo mismo.
Al no existir más que un puñado de salas, no se justifican más distribuidoras independientes de las que existen. Y las pocas que existen deben pujar por las salas que puedan dar sus películas que no pueden copiar en soporte fílmico porque para redituar ese costo se necesitan muchos más espectadores que los que se pueden reunir en salas pequeñas y con un público cada vez menos preformado en lo cinematográfico con en los viejos tiempos. Convengamos que en la década del 60, la TV ofrecía una producción mucho más sólida que la actual las ideas que a las formas y que las formas estaban en el cine que entonces llegaba a la TV abierta, el mucho cine que llegaba, a través de ciclos como El mundo del espectáculo y Matinée como en el cine (13), Sábados de Súper Acción, Hollywood en Castellano y Cine Argentino (11), los fluctuantes ciclos del 9 (un canal que llegó a estrenar en la Argentina Arroz amargo) y los muchos del 7.
Por semana, la TV abierta Argentina emitía al menos 15 películas nacionales de todos los tiempos y gracias a esas reposiciones, el público argentino pudo seguir conservando la memoria de lo nuestro.
Cuando se dice que “faltan salas” si, faltan. Pero no cualquier sala. Es seguro que los complejos multinacionales de salas, sean Hoyts, Cinemark o Village, seguirán construyendo salas para dar más de lo mismo porque el sentido de tener más salas es permitir una mayor movilidad de horarios para que todo aquel que llegue al cine tenga la posibilidad de ver ese megatanque sin esperar y tener la posibilidad de elegir otra de las películas allí exhibidas, que a la vez son pocas.
La legislación al respecto es casi siempre violable porque ya se tuvo la experiencia de la cuota de pantalla y media de continuidad que las salas suelen trampear una y otra vez. En la Argentina, ese tipo de legislación suele ser permeable porque no se cuenta con una cultura de cumplimiento de la ley, como no la existe en cuanto a temas tributarios.
En consecuencia, seguirán existiendo megaemprendimientos para ofertar más de lo mismo, es decir megatanques hiperpromocionados y cine en 3D, una oferta imposible de producir a nivel local e innecesaria porque, a fin de cuentas, los que están imponiendo la cultura y el consumo de cine blockbuster y 3D son los que pueden producirlo sin competencia, es decir ellos.
Yo hago las salas para proyectar mis películas en casi todas ellas y a gran variedad de horarios, como tengo mucho dinero de la explotación en mi propio país, puedo publicitarla a nivel local, que es como decir mundial dada la penetración de los medios de comunicación, y luego publicitarla en el exterior, donde todo el dinero que recaudará será ganancia pura, con muy poco excedente para el mercado local (unos pocos empleados e impuestos, que redondean alrededor de un 30 por ciento del valor de entrada. Y todavía me quedan la explotación a través de cable (una pila de dinero) y las ediciones en DVD, primero para videoclubes, después para venta directa, finalmente en colecciones y, chan, la TV abierta. Un negocio difícil de igual para estructuras con poco montaje. Competir en esos término con el cine norteamericano es por lo visto imposible.
Una alternativa sería limitar la cantidad de copias con que sale una pelicula. En los viejos tiempos, éxitos como El Padrino o Cabaret nunca eran estrenadas en más de 100 pantallas cuando en el país existían casi 2000. ¿Porqué?
Hasta finalizar la década del 70, los empresarios norteamericanos sabían que su negocio estaba en crisis por saturación. Al pico cualitativo que había llegado Hollywood, qué sobrevendría..? Al mismo tiempo, la TV a domicilio empezaba robar público a las salas, cada vez más decadentes no solo aquí, sino allí mismo. Recordemos la idea alrededor de la cual giró La última película de Bogdanovich y todo lo que vino después. Hasta entonces las películas se estrenaban en una limitada cantidad de salas, muchas pero no tantas, de un tamaño importante, y allí se quedaban en cartel por un año o más, sin mayores preocupaciones. Pero los costos del cine Hollywoodense, como explica muy bien Francis Ford Coppola cada vez que lo dejan, se fueron inflando e inflando hasta llegar a ser verdaderas barrabasadas. Los cachets de actores crecieron y crecieron, todo está sobrevaluadísimo y para recuperar esos costos se necesita velocidad.
Una vez superada la crisis, como ya es costumbre para los Estados Unidos, llegó la capitalización de la crisis.
No más cines grandes, desde ahora serán cines pequeños y muchos, y no más películas en cartel por más de tres o cuatro meses. De allí que las estadísticas empezaron a tener cada vez más peso. La cuestión es hacer caja en el primer mes de exhibición y co seguir allí duplicar, triplicar o multiplicar vaya a saber por cuanto el costo real. La industria del cine es más redituable que la industria automotriz y por eso Estados Unidos la considera un asunto de Estado. El problema está en cómo no permitir que el público se escape a “otros cines”. Al cine norteamericano le interesa de sobremanera que el cine llamado de arte subvencionado por los estados, crezca en cantidad pero no en calidad. Un cine que no depende en absoluto de su redituabilidad puede caer en el cine que se mira el ombligo, total hay alguien que lo pague que no soy yo. Como ese cine no lleva cantidades de espectadores a las salas, no es preocupante. Hollywood sigue imponiendo su única versión de la chatarra y los independientes siguen haciendo un cine que a fin de cuentas se estrene o no da igual, porque es sabido, solo moviliza a unos pocos miles de espectadores.
Salvo el sistema de majors, el resto está sujeto a su buena suerte. Es por eso que cientos de películas nunca se estrenarán en la Argentina, otro tanto solo llegarán muy tardíamente a los cines, en algunos casos proyectadas a partir de una copia en DVD. De todo este gran paquete, buena parte se venderá en copias truchas en los quioscos o a través de manteros, casi todas estarán en la web para verse online o para descargar, cada vez en mejor calidad.
El sistema de producción-exhibición es como el rey Mirdas, que convierte en mierda todo lo que toca.
Y cual es el panorama hoy..?
Dicen que la cultura no se compra sino que se toma, y lo que ocurre es que la gente ha comenzado a tomar la cultura. Muy sencillo: aquello que se demora o no se estrena por el motivo que fuera, puede ser tomado de Internet, Y lo hacen, no con un fin lucrativo, sino simplemente ejerciendo un acto de elección. No me queda muy en claro cuando se habla de ilegalidad y la oferta legal no existe, o si existe está sobrevaluada de manera tal que solo pueden acceder a ella quien tiene un sustento económico para hacerlo.
En la Argentina es cosa de todos los días descubrir que el cine europeo casi en su totalidad ya no llega a salas comerciales, pero que al menos aquellas obras que han tenido alguna repercusión en el exterior, se pueden ver online, descargar o simplemente comprar en algunos de los muchos quioscos que venden las copias truchas, películas como las ultimas de Woody Allen que llegan a las pantallas cuando más de la mitad de su público ya las vio en copias de cualquier tipo o en sus versiones online.

Montes de Oca 680: Siempre es difícil volver a casa

Martes 9 de junio de 1970, en Montes de Oca 680. Eran poco más de las ocho de la noche y mi papá ya había vuelto del negocio, cerca de allí, en Patricios casi esquina Suárez. Como siempre, cenábamos en la mesa grande del comedor, él con su vaso de vino y soda, todos con cubiertos de lujo pero platos de Plastiloza sobre el mantel de hule. Alberto y yo, lo de siempre, no se si era bife con sopa o pollo con papas. Lo mismo papá, todos mirando entonces al viejo televisor Zenith (la marca que tenía la “z” con rayitos como logo) al que para cambiar de canal había que levantarse y girar la perilla. Qué paradoja, porque fue esa marca la que había inventado el control remoto diez años antes. Alberto ya había tenido los primeros síntomas de la esclerosis múltiple, no diagnosticada, que pocos años después –seis- lo llevaría al calvario. Pero en ese momento estaba bien, aunque bastante castrado por mamá, que además de no comer nunca en la mesa con nosotros, le hacía la vida imposible, persiguiéndolo con el temor a las enfermedades contagiosas que en un poco más que adolescente de entonces podía ser letal. Yo tenía 11 años, él 19, y ese año había ingresado a medicina en La Plata. Esa noche comimos y cada uno siguió haciendo lo suyo. Me acuerdo que cuando papá se levantó de la mesa, tomó La Razón que había comprado en el quiosco de Patricios y Olavarría antes de tomarse el 70 para venir a casa, y cuando dio los primeros pasos para ir al dormitorio a leerlo, sonó el teléfono. Lo atendió mamá. “¡No puede ser!” Exclamó: “¡Se cayó la casa del Tito y creen que estaba adentro”, gritó. Hace días que mi papá le había perdido el rastro.
Todos quedamos helados. Mi viejo, sin mediar palabra, corrió a vestirse, con su habitual traje gris, pero esta vez no llegó a la corbata. No tenía sentido. Cuando mi mamá cortó, él ya se había ido en taxi a Montes de Oca 680.

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Mi mamá, Rosa, era hija de un matrimonio judío emigrante de Kamenetz-Podolsk, él sastre, que se perforó un tímpano con una aguja para evitar el servicio militar zarista, que terminò emigrando y trabajando aquí la tierra en los campos de Baron Hirsch en Rivera, cerca de Bahía Blanca. No se muy bien a qué se dedicó aquí en Buenos Aires cuando llegó muy joven, aunque se que trabajó de todo un poco, incluso como cajera en la boite Marabú de la calle Maipú, antes de conocer a mi papá, a finales de los años 40, en un acto del Día del Trabajo en la Plaza de Mayo. Habrá tenido entonces 26 o 27 años.
Esa noche de junio de 1970 vi en su rostro el espanto de tener que contarnos lo que le había pasado al Tito.
Francisco “Tito” Tormac, era el hijo humilde de una familia de comerciantes de telas de la calle Patricios al 700 a un par de cuadras, en la vereda de enfrente, del negocio de mi viejo y mis tíos, un antiguo almacén de suelas que devino tienda de productos deportivos o algo parecido.
Tito era, de alguna manera, el Tormac “descastado”, que trabajaba como inspector municipal, si, inspector de ferias, un puesto que por lo menos le daba un sueldo. Durante tiempo, y ya casado, con Rosita, que había llegado a Buenos Aires de su Corrientes natal, y con una hija, entonces de 15 o 16, a quienes nosotros llamábamos La Graciela, había vivido con sus padres, en la misma vivienda que ocupaban desde que llegaron a la Argentina, tras el local familiar. Gracias a un crédito que le había dado bastante dolor de cabeza, pudo comprar un departamento, si mal no recuerdo de tres ambientes, en el piso 14, el último de un edificio algo berreta, en el estilo de los de Almagro Construcciones, en Montes de Oca 680.
Tito era uno de los mejores amigos de mi papá, y Rosita una de las mejores amigas de mi mamá. El se la pasaba yendo a comer pizza con mi papá al Banchero de la Boca; ella hablando por teléfono durante horas, porque entonces no era medido como lo fue después. Muchas veces estuvimos en ese departamento a altura, a través de cuyas ventanas (que daban vértigo), se veía hasta la Bombonera. Ellos venían a nuestros cumpleaños y nosotros a los que se hacían en su casa. Por esos días, convivían en ese departamento con una sobrina correntina, más o menos de la edad de Graciela. No se si me quedaron fotos de las dos sacadas con una Instamatic. No eran demasiado bonitas, pero para chicos como mi hermano y yo, cualquier chica entonces era bonita.
Tito, en febrero de 1970, vio rajaduras en columnas de la planta baja que se iban abriendo más y más, hasta llegar al séptimo piso y al sótano. Al parecer, se le ocurrió comentárselo a un amigo de la repartición que trabajaba en el tema inspección de edificios, y todo comenzó así. Con su denuncia. La noticia salió por Telenoche, comentada por Mónica Mihanovich.
A los pocos días del hecho, los expertos municipales detectaron peligro de derrumbe y vertiginosamente, sus ocupantes fueron desalojados. No hubo contención alguna para las 100 familias que de golpe se quedaban en la calle y a la buena de Dios, o al amparo de algún familiar que los pudiera contener o la pensión u hotel que pudieran pagar. Y así, comenzó el peregrinaje de Tito, para algunos un héroe para muchos –en principio- un hijo de puta, la causa de su desalojo. Yo he visto por televisión como algunos vecinos también desalojados despotricaban contra él como el enemigo del pueblo. Incluso lo hicieron algunos de los que fueron sus amigos. Creo que hasta le quisieron pegar.

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La cosa es que pasaron los meses y el edificio seguía vacío.
No se sabe bien cómo, si por algunos pesos, o por amistad o vaya a saber porqué, se permitió a los vecinos más desesperados volver, limitando el acceso a la construcción por una entrada accesoria y sin poder usar el ascensor ni el gas. Y tenían energía eléctrica, por lo que en algún momento se les ocurrió llenar el tanque de agua...
Un par de días después de aquella vuelta al hogar, y casi sin preámbulos, el edificio colapsó y de una se convirtió en una montaña de escombros. Dicen que un policía de guardia en la esquina, al ver caer unos mármoles, apretó todos los botones del portero eléctrico alertando a la gente. Pero era ya tarde. Pasaron segundos entre el alerta y el final.
El Tito, La Rosita, La Graciela y su prima Stella Maris estaban dentro, junto a la mesa, porque como nosotros, en Tacuarí al 1300, un kilómetro y medio de allí, estaban reunidos alrededor de una cena que para ellos sería la última. Dicen que a Tito, cuyos supuestos restos encontraron muchos días después sepultado entre los escombros (circuló la versión que habrían llegado a las escaleras con los suyos en su intento de huir) fue reconocido porque entre lo que quedaba de sus ropas encontraron la credencial de inspector municipal, lo único seguramente que gente de la zona no robó de los escombros.
Toda una familia había desaparecido para siempre. Todos sus recuerdos y muchos de los nuestros, en especial para mí, de cuando Graciela cumplió sus quince años.
Fue la primera vez en que vi llorar a mi papá. No creo que haya sido la primera y seguramente no fue la última en que lloró No fue el único edificio que se vino abajo entonces, y tamoco el último, pero este tenía algo muy especial. Para él y para mí.
Tito era mi padrino
Ese año marcó el final de mi inocencia.